Nuestro país se ubica penúltimo en competencias financieras. Un punto a reforzar considerando que con una adecuada educación financiera, los individuos mejoran en la toma de decisiones, evaluación de riesgos y bienestar económico.
La prueba PISA 2015 evaluó a colegios a nivel nacional en lo que a competencias financieras respecta; en este, Perú obtuvo el penúltimo puesto de la lista de países que realizaron este examen. El puntaje alcanzado en promedio fue de 403 puntos, solo por encima de Brasil. De esta manera, se determinó que el 50.6% de los estudiantes peruanos evaluados se encuentran en un nivel básico, el 48.2% tiene un conocimiento nulo, y solo el 1.2% de los jóvenes demostró un desempeño alto.
Debido a este hecho, la Asociación de AFP considera que se deben desarrollar las capacidades financieras de la persona desde una temprana edad, de manera que se permita empoderar a los futuros usuarios del sistema financiero y tengan el conocimiento necesario para acceder y dar un mejor uso de las herramientas financieras que se encuentran a su disposición.
Mediante la educación financiera, los individuos adquieren mejor comprensión de los conceptos y productos financieros, y desarrollan habilidades necesarias que permiten una mejor toma de decisiones, evaluar riesgos, oportunidades financieras y mejorar el bienestar económico. Por ejemplo, Leslie, que ya tiene su primer trabajo, desconoce que desde su corta edad ya puede ahorrar para su jubilación; dependerá de ella que pueda construir un fondo apropiado que pueda asegurarle una pensión digna en su vejez.
Las personas con mayores niveles educativos suelen disponer también de mayores habilidades para llevar a cabo una planificación financiera, y consecuentemente, mayores deberían ser sus probabilidades de disponer de recursos financieros suficientes para afrontar su jubilación.
Una eficiente educación financiera implantada desde el colegio permitirá acceso a mejores puestos de trabajo, que se traducirán en aumentos de recursos económicos. Además, les brinda a las personas una mejor disposición ante riesgos, y evaluación ante la relación costo/beneficio. Por último, desarrolla habilidades útiles para la cotidianidad tales como presupuestar gastos del hogar, enfrentar imprevistos, proteger nuestros patrimonios y optar por mejores alternativas económicas.
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