Cambiar la dura realidad de los niños de Ayaviri, Puno, no es imposible. Estudiantes universitarios formaron un proyecto social de nombre ‘Baika’ que busca contribuir con los menores, facilitando su recorrido a las escuelas y mejorando su calidad de vida.
Para nadie es un secreto que la educación es un eje determinante para el desarrollo de un país, y en ese sentido, Perú tiene un largo camino por recorrer. Sin embargo, uno puede contribuir con pequeñas acciones. En julio del 2017, Pablo Ramos, estudiante universitario, viajó a Ayaviri (Puno) para visitar a un amigo. Su amigo, quien trabaja en una ONG, le pidió ayuda para repartir donaciones de ropa en los alrededores de la región. La experiencia fue gratificante, pero había algo que le había generado gran preocupación: los niños hacían un recorrido de más de dos horas a pie para llegar a sus escuelas.
Tras esa primera experiencia, Pablo, junto a trece amigos, decidieron visitar nuevamente la región puneña y entregar bicicletas a los niños y niñas. El éxito de esta iniciativa los motivó a crear ‘Baika’, proyecto social que busca generar aporte al sistema educativo en zonas rurales del país y mejorar la calidad de vida de los niños.
Con mucha ilusión, Pablo concedió una agradable entrevista a RPP y habló sobre el nacimiento de Baika, el impacto positivo que ha generado en los niños de la región y sus proyecciones para este año.
1) ¿Cuándo decides que es momento de hacer algo por los niños más vulnerables de la región?
De regreso a Lima, me junto con unos amigos y les propongo hacer algo en la región de Ayaviri. En diciembre organizamos un viaje donde llevamos 700 frazadas, 300 zapatos, un montón de ropa y varias bicicletas. Las bicicletas las entregamos en el pueblo de Quesca, a 13 niños de una escuela. Fue un momento muy especial, no solo porque les dimos un regalo que nunca habían tenido, sino, porque estábamos generando un impacto positivo en su educación.
2) ¿Cuál fue la problemática que detectaste?
Los niños caminaban dos horas al día para llegar a sus colegios, llegaban súper cansados, les costaba concentrarse en sus clases y su aprendizaje era muy lento.
3) Entonces, fue a raíz de ese viaje al interior de Puno que decidieron seguir con la iniciativa, ¿cuál fue su siguiente movida?
Así es, a partir de esa primera entrega, nosotros volvimos en marzo del 2018. Nuestra misión era entregar bicicletas a niños de otro colegio, de la misma región de Ayaviri. Esta vez, logramos entregar 25 bicicletas a una escuela de Pacobamba bajo. En esa segunda ocasión confirmamos esta problemática y nos dimos cuenta de que la solución de las bicicletas era realmente buena, así que decidimos formalizar esta iniciativa para llevar en julio más de 100 bicicletas.
4) Luego de confirmar la importancia de donar bicicletas crearon el proyecto Baika, ¿en qué consiste?
Es una asociación civil sin fines de lucro que busca generar aporte al sistema educativo en zonas rurales del país. El trayecto de la casa a la escuela es un punto determinante que se puede solucionar o facilitar si cada niño tiene una bicicleta, y eso es lo que tratamos de hacer.
5) ¿Qué aspectos de la vida de estos niños esperan mejorar con esta iniciativa?
Los padres y profesores nos contaron que los niños se sienten abandonados, ya que se encuentran en una parte del país poco atendida. Nosotros queremos que se sientan especiales, por eso, no solo les entregamos las bicicletas, sino que también viajamos para conocerlos, jugamos con ellos y compartimos experiencias divertidas. Por otro lado, también queremos generar un cambio positivo en su estilo de vida, queremos que su trayecto a la escuela sea más rápido y así lograr que puedan mejorar su desempeño académico y disminuir el desgaste físico.
6) ¿Qué estrategias emplearon para dar a conocer el proyecto y recibir tantas donaciones?
Creamos una página en Facebook, donde contamos nuestras experiencias con los niños, subimos fotos alucinantes y publicamos las acciones que hacemos. Al poco tiempo, la página se hizo viral. Muchos medios y empresas nos ayudaron con la difusión, e incluso, con dinero y bicicletas. A partir de ese momento, todo creció de manera abismal, así que tuvimos que adaptarnos y crear una estructura.
Para crear el nombre hicimos algo muy sencillo, nos metimos al diccionario español – quechua, y pusimos bicicleta, ¿el resultado? Baika. El nombre pegó un montón y la página empezó a crecer demasiado rápido, fue así como todo arrancó.
7) Cuando la gente comenzó a comunicarse con ustedes a partir de Facebook, ¿qué tipo de ayuda era la que más requerían en esta primera etapa?
En ese momento, lo que más necesitábamos era un lugar para albergar todas las bicicletas que nos llegaban. Les pedimos sus casas como punto de acopio y muchos de ellos accedieron. Tenemos casa en Miraflores, San Isidro, La Molina y Surco. De esa manera, cualquier persona que quiera donar una bicicleta podía ir al sitio más cercano y dejarla ahí.
8) Actualmente, ¿esos sitios de acopio siguen siendo los mismos?
Por distintos motivos, algunas familias no pudieron seguir apoyándonos, pero llegamos a conseguir otros más. Actualmente, tenemos siete casas como puntos de acopio. En el Facebook pueden ver un post con los nombres de las familias y sus direcciones, así que si quieren donar sus bicicletas pueden dejarlos ahí. En la Planicie (Molina) guardamos la mayor cantidad de las bicicletas, ya que se trata de una casa que está vacía. Ese lugar también lo usamos como almacén y como espacio para realizar el mantenimiento de las bicicletas.
9) ¿En qué condiciones deben estar las bicicletas que van a donar?
Siempre decimos que deben estar en buen estado, pero la verdad, es que solo el 10% de las bicicletas que nos dan están listas para usarse, el 60% están para arreglarlas un poco, y el restante está para chatarra o arreglar, pero invirtiendo un poco.
10) La meta para julio del 2018 era recaudar más de 100 bicicletas, ¿lograron alcanzar su objetivo?
Sí, lo superamos con creces gracias a la difusión de nuestro proyecto por redes sociales. Para julio, llegamos a recaudar 550 bicicletas, sin embargo, muchas de ellas necesitaban reparación y/o mantenimiento. Todavía estamos viendo cómo repararlos o venderlas como chatarra.
Esa vez llevamos 250 bicicletas, ya que otros colegios aledaños habían pedido que también les donemos. Tuvimos que hacer un análisis y decidir a qué escuelas íbamos ayudar en esa oportunidad.
11) ¿A cuántos niños han ayudado hasta la actualidad?
Hasta la fecha hemos beneficiado a 502 niños. Ahora ellos cuentan con bicicletas y pueden ahorrar más de una hora de recorrido hasta sus escuelas.
12) ¿A qué ciudades han logrado llegar con las bicicletas?
Todo comenzó en Ayaviri, entregamos bicicletas a varias regiones de Puno, luego, nos salió la oportunidad de hacer más entregas en Cusco y Ayacucho. Esperamos llegar a Cajamarca y Junín en los próximos meses.
13) En relación con el equipo que conforma Baika, ¿quienes están detrás de este proyecto?
Somos cuatro los que constituimos Baika como asociación civil sin fines de lucro y hoy somos los que conformamos el directorio. Aparte, hace aproximadamente un mes, constituimos un equipo, que consta alrededor de 20 personas. Todos somos jóvenes entre 19 y 25 años, con distintas capacidades y eso es una gran riqueza para nosotros como asociación.
14) ¿Qué otras acciones o actividades realizan como Baika?
La tarea de Baika no acaba con la entrega de las bicicletas, nosotros compartimos con los niños, jugamos con ellos y los acompañamos los primeros días. Además, nosotros realizamos el mantenimiento de las bicicletas antes de entregarlas. Casi todos los sábados vamos a este lugar en la Planicie y entre nosotros nos divertimos mientras aprendemos cómo arreglarlas.
15) ¿Cuáles son las proyecciones para este año?
Queremos donar 11 bicicletas en Cajamarca, 40 en Junín, 25 en Ayacucho y 35 en Puno, hasta el mes de julio, en total unas 100 bicicletas más o menos. Para la segunda parte del año, de julio a diciembre, queremos donar mucho más, pero aún no tenemos el número exacto.
16) ¿Qué es lo más gratificante de ser parte de este proyecto social?
Saber que le estamos cambiando la vida a estos niños, sé que suena utópico, pero es verdad. Antes de las bicicletas, los niños y niñas de estas zonas caminaban cuatro horas al día para trasladarse de su casa a la escuela, y de la escuela a su casa. Sin duda, esto influye en su día, ahora ya no se tienen que despertar tan temprano, pueden aprovechar unas horas más de sueño y reposo. Esas horas que ahorran no solo les sirve para descansar mejor, sino que también pueden ayudar en sus casas, hacer sus tareas, jugar, etc.
17) Respecto al rendimiento académico, ¿crees que ha generado algún aporte?
Claro que sí, el hecho que no lleguen tan cansados hace que puedan rendir mejor en las clases, que no tengan sueño y que aumente su capacidad de concentración. Aún no tenemos estadísticas que demuestren el impacto positivo que ha logrado las bicicletas en el desempeño académico de los niños, pero estamos trabajando en ello. Es importante saber esto para mostrarles a nuestros donantes el impacto que estamos logrando.
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