Son más de 3 mil viviendas térmicas que protegen la salud y la vida de las familias que viven en las zonas altoandinas de nuestro país, especialmente a niños y ancianos que son los más vulnerables a las bajas temperaturas.
Son muchos los niños y ancianos que sufren día a día debido a las bajas temperaturas. Con el objetivo de proteger la salud y la vida de las familias que viven en los poblados de la sierra, el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis), a través del proyecto Mi abrigo de Foncodes, crearon las “casitas calientes” o viviendas térmicas, que aprovechan la energía solar.
Se trata de casas térmicas que utilizan la tecnología del muro “trombe” que permite acumular calor por energía solar, elevando la temperatura de los dormitorios de los hogares rurales, especialmente en las noches y madrugadas. Este sistema expulsa el aire fío del interior mientras ingresa aire caliente, elevando la temperatura entre 10 a 15 grados centígrados al interior del hogar.
Asimismo, la habitación es mejorada con la instalación de piso de madera, doble puerta y ventana, y un techo tipo cielo raso de tela arpillera revestida con yeso. De esta manera, se evita la fuga del calor por 8 a 10 horas.
Las ‘casitas calientes’ son acondicionadas respetando los factores culturales y de edificación original. Sobre las mismas paredes de piedra o adobe que tienen las familias se coloca paneles de policarbonato, y a través de unos tubos en la pared se filtra el calor hacia el interior de la vivienda.
Un proyecto accesible que beneficia a miles de familias
Ya son más de 3 mil 199 viviendas térmicas que protegen la vida de las familias que viven en zonas altoandinas, especialmente a niños y ancianos, que son los más vulnerables a las bajas temperaturas.
Estas casas son de bajo presupuesto y accesibles para muchas familias, pues el objetivo principal es brindar calidad de vida a las familias más vulnerables de la sierra.
Los usuarios de estas viviendas han sido capacitados y entrenados para manejar y dar mantenimiento al muro “trombe” durante el día y la noche, para el buen funcionamiento del sistema.
En una primera instancia, se instalaron las casas en centros pobladores rurales de las regiones Apurímac, Cusco y Puno, luego se expandió a Tacna, Moquegua, Arequipa y Huancavelica, y ahora, su cobertura llegó hasta las comunidades de Áncash, Ayacucho, Huánuco, Junín y Pasco.
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