Discutir los términos de una renuncia no tiene por qué ser una experiencia traumática. La clave es mantenerse profesional y conocer bien tus antecedentes y derechos.
Las razones pueden ser muchas y muy diversas: un cambio en la orientación de la empresa, una reducción de personal, o una diferencia de criterios entre el trabajador y sus jefes, pueden ser motivos suficientes para negociar una renuncia y pensar en buscar un nuevo trabajo. Cualquiera sea la razón, lo importante es tener claro que la desvinculación no tiene por qué ser un acontecimiento traumático. Eso no le conviene a la empresa –que podría ver afectada su reputación– ni al trabajador, pues una salida en buenos términos lo ayudará a recolocarse más rápidamente en otra firma.
Normalmente, cuando llega el momento de negociar una desvinculación, las empresas están dispuestas a pagar una compensación. Esto sirve como una forma de reconocer el aporte del trabajador, pero también como un incentivo para llegar rápidamente a un acuerdo, porque los costos de un despido intempestivo suelen ser mayores a los de una renuncia negociada. El monto de esta compensación dependerá de la antigüedad del trabajador, de su sueldo y de las políticas que tenga la empresa establecidas para estos casos.
En ese sentido, es importante que el trabajador se informe bien antes de iniciar una negociación de este tipo: es preciso conocer antecedentes de anteriores salidas y cómo se resolvieron. Asimismo, es aconsejable contar con la asesoría de una abogado experto en derecho laboral, para asegurarnos de que todo lo que negociado se ajusta a ley.
En la negociación propiamente dicha, es clave mantener una postura profesional. La salida de una empresa puede ser un momento de alta carga emocional, sobre todo si has pasado allí muchos años de tu vida, pero dejarse llevar por el sentimentalismo o descargar ira o frustración no ayudarán a sacar adelante una negociación exitosa. Mantenerse profesional te permitirá negociar mejores condiciones de salida, advierte la web Emplealia, portal de la empresa administradora Gestiomedia, especializada en la creación de portales de contenido online con contenido destinado al mundo laboral.
A la hora de negociar el paquete de salida, fija el monto que tú consideras justo para tu compensación, sobre la base de la información previa que has recogido y tu trayectoria en la firma. Ese debe ser el punto de partida de la negociación, señala la misma web. No te olvides de incluir en ese paquete de salida derechos laborales como las vacaciones truncas y los días de trabajo extra no compensados (descansos trabajados, feriados y otros). Recuerda que a la empresa le interesa cerrar un acuerdo rápido y sin mayor conflicto, pero si planteas una compensación desproporcionada tampoco facilitarás un arreglo. Es importante, por eso, conocer bien los antecedentes.
Asimismo, debes tener claro que en la negociación no solamente puedes obtener dinero. Te puede interesar, por ejemplo, que la empresa siga asumiendo tu seguro de salud durante un tiempo, o que te pague un programa de ‘outplacement’ (recolocación laboral) que te ayudará a conseguir trabajo más rápido. Es habitual también negociar que te cedan algún activo, como la computadora y el teléfono que usabas en el trabajo, o el vehículo que te había asignado. Todas estas opciones se pueden poner sobre la mesa, y muchas veces son aceptables para las empresas.
Finalmente, si la negociación llega a buen puerto, no olvides pedir cartas de recomendación y despídete en los mejores términos posibles. Recuerda que los antecedentes favorables te ayudarán a conseguir un nuevo empleo con más facilidad.
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