Esta disciplina consiste en acompañar a las personas a visualizar sus metas y encontrar sus propias estrategias para alcanzarlas.
El life coaching o coaching de vida es una metodología que consiste en hacer preguntas para apoyar a otras personas. Esta disciplina se enfoca específicamente en los ámbitos personales, como el de la familia, las relaciones, la pareja, los amigos y sobre todo: uno mismo.
“El coaching de vida es amplio, porque el cliente elige hacia dónde orientarlo”, afirma Ignacio Ballén, director de programas corporativos en Metha Human Development, una empresa dedicada a potenciar a las organizaciones y empresas a través del desarrollo de su capital humano.
El enfoque del life coaching es directamente personal. “Una persona puede venir a nosotros y decir que tiene problemas con su pareja y quiere trabajar esa relación como meta en el coaching. O emprender un negocio y desea que lo acompañen en ese camino”, explica el experto. Es decir, que cada persona no solo tiene metas particulares que busca alcanzar sino que será ella misma la que, con su experiencia de vida, establecerá la dirección a seguir.
En ese sentido, el coach es solo un acompañante del camino trazado por cada individuo.
Según Ignacio Ballén existen tres pilares en el life coaching:
1. Crear confianza: Se muestra claramente que el coach no va a llevar a su cliente hacia algún lugar específico ya que las metas las decide el cliente y es él quien crea esos resultados.
2. Comunicación efectiva a través de preguntas: Se escucha al coach; no se le dan consejos o soluciones.
3. Resultados medibles: El objetivo del coaching es que el cliente alcance los resultados que él o ella desea.
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