Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) se necesitan normativas nacionales e internacionales en sectores como transporte, gestión de residuos energéticos, construcción y agricultura para reducir la contaminación del aire, que afecta nuestros pulmones.
La contaminación del aire es un grave problema a nivel global, especialmente en algunas zonas urbanas de rápido crecimiento por su aumento de población, de automóviles y la eliminación deficiente de los desechos.
Cuando estamos expuestos a este aire contaminado estamos en contacto con una mezcla de compuestos químicos como el dióxido de nitrógeno, el monóxido de carbono y el dióxido de azufre, entre otros, que generalmente provienen de los vehículos diésel. La mayoría de personas respiramos aire de mala calidad, pero quienes residen cerca de carreteras o áreas industriales se encuentran más vulnerables frente a los elevados niveles de contaminación ambiental.
Estos contaminantes no solo son responsables del cambio climático, causando impactos en ecosistemas del planeta como los bosques y los glaciares andinos, sino que también ocasionan daños significativos a nuestra salud.
Los efectos de la contaminación del aire en la salud
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, hay efectos de la contaminación del aire sobre la salud a corto y largo plazo, siendo la exposición a altos niveles de contaminación y de larga duración la más significativa para la salud pública.
Esto puede causar una variedad de resultados adversos como un mayor riesgo de presentar infecciones respiratorias, enfermedades cardíacas, derrames cerebrales y cáncer de pulmón. De hecho, nueve de cada diez personas en el mundo respiran aire contaminado y, en Lima, más de 1 600 muertes prematuras al año son atribuibles a esta problemática.
Asimismo, según investigaciones realizadas por el Banco Mundial, el costo asociado a los impactos sanitarios de la contaminación por las partículas más nocivas se calcula en unos 5,7 billones de dólares, es decir, el equivalente al 4,8 % del producto interno bruto mundial (PIB).
Al respecto, la Organización Mundial de la Salud destaca que la mayoría de las fuentes de contaminación del aire exterior están más allá del control de las personas, y requieren medidas por parte de las ciudades, así como de normativas nacionales e internacionales en sectores como transporte, gestión de residuos energéticos, construcción y agricultura. De esta manera, al incluir la contaminación del aire como uno de los factores de riesgo de las enfermedades no transmisibles, se estará protegiendo la salud pública.
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