El empleo de la tecnología, el uso de las redes sociales y las aplicaciones en las que interactuamos con otras personas se han vuelto una constante en nuestra vida y en la vida de nuestros hijos e hijas. La coyuntura actual de pandemia nos ha llevado a permanecer en casa y a hacer de las computadoras, tablets y celulares nuestros aliados para poder trabajar, estudiar y relacionarnos con los demás.
No hay duda de las ventajas y beneficios de contar con estos recursos, sin embargo, hay que tener en cuenta que nosotros somos adultos y se espera que de alguna manera podamos ser capaces de regular el uso de la tecnología y de no caer en situaciones de riesgo (cabe acotar que no todos los adultos lo logran). Pero nuestros hijos e hijas están en edad de formación, y no tienen aún el criterio para hacer un uso ilimitado e indiscriminado de la red.
De mi experiencia como psicóloga de escuela y de mi consulta privada, y considerando lo reportado por otros especialistas, podemos encontrar distintos peligros para nuestros hijos cuando interactúan por la red, los cuáles he clasificado de la siguiente manera:
- Peligros de exposición: muchas veces los niños(as) y adolescentes no tienen cuidado en el manejo de sus datos. Pueden exponerse sin darse cuenta a través de fotos, videos, comentarios, en los que brindan información que revela composición familiar, ubicación de lugares donde acuden, detalles de cómo es su casa, personas con las que interactúan, gustos y actividades que realizan, entre otro tipo de información, que puede ser muy riesgosa para su seguridad personal y la de su familia.
- Peligros de relación: las interacciones que se dan en la red, si los niños(as) y adolescentes no saben manejarlas, pueden ser también de riesgo. La internet es una puerta abierta a conocer gente de distintos lugares, a hacer y a mantener amistades. Sin embargo, ¿cómo saber quién es realmente esa nueva amistad?, ¿será realmente un chico(a) de su edad? Sabemos que se encontrarán con adultos inescrupulosos y algunos con enfermedades mentales, que buscarán acercarse a ellos con malas intenciones. Muchos niños(as) y adolescentes terminan siendo acosados por adultos en la red.
- Peligros para su estabilidad emocional: el exagerado y mal manejado uso de internet, y en particular de las redes sociales, puede orillar a nuestros hijos e hijas a incrementar síntomas de ansiedad y depresión. El anhelo por la figura perfecta vendida por muchos influencers, y el uso de filtros para mostrar la imagen, hace que muchos chicos(as) se conflictúen extremadamente con su imagen personal. Sumado a ello, se ha visto incrementada la ansiedad por estar permanentemente conectado y no perderse nada de lo que ocurre en las redes, por estar al pendiente de lo que se postea, de los seguidores, y de los likes que se reciben (ansiedad conocida por las siglas FOMO). Por otro lado, no nos olvidemos del Ciberbullying, que es devastador para aquellos que son víctimas de este fenómeno social, ocasionando depresión, ideación suicida y en casos lamentables el suicidio.
- Peligros de adicción: el uso indiscriminado, sin tiempos de regulación, puede ocasionar que nuestros hijos e hijas empiecen a generar dependencia hacia las actividades que realizan en internet y en las redes. Cada vez aumenta el reporte de niños(as) y adolescentes con adicción a los videojuegos, caracterizada por una necesidad imperiosa de jugar, e ir perdiendo progresivamente las relaciones significativas y el goce por otro tipo de actividades, descuidando estudios y obligaciones. También está la adicción a internet en sí, que consiste en la compulsión por las actividades en línea que se realizan, estando la vida del(a) niño(a) o adolescente absorbida totalmente por la internet, descuidando todos los demás aspectos y acompañada de una disminución generalizada de la actividad física.
- Peligros para la sana vivencia de su sexualidad: pornografía, cibersexo, e información explícita y no diferenciada, entre otras situaciones, confunde a niños(as) y adolescentes, y hace que crean como ciertas muchas de las cosas que encuentran. Sumado a ellos, la hipersexualización de muchos espacios, empuja a que se adelanten en la vivencia de experiencias que no corresponden a su edad.
Pero no nos asustemos, como adultos tenemos un rol fundamental para ayudar a nuestros hijos e hijas. Somos los responsables por velar por su seguridad y bienestar emocional en relación al uso de las tecnologías. ¿Cómo hacerlo?
- Infórmate: conoce de cerca el mundo virtual, explora aplicaciones, busca información certera para compartir con tu hijo(a).
- Orienta: realiza prevención, no esperes a que le ocurran cosas a tu hijo(a), anticípate a lo que pudiera ocurrirle, explícale, y reitérale que siempre puede recurrir a ti en caso se encuentre en una situación que no sepa cómo manejar.
- Observa: date cuenta con objetividad si tu hijo(a) está empleando demasiado tiempo en internet, observa si está cambiando sus patrones de relación en casa, sus hábitos de alimentación y descanso, su estado de ánimo. No dejes que los síntomas se agranden. A la primera señal de que algo va mal, tienes que intervenir y no dejarlo pasar.
- Pon límites: los(a) niños(as) y adolescentes necesitan que los adultos pongan parámetros, normas que se cumplan en torno a cantidad de tiempo de uso de la tecnología, aplicaciones que se pueden usar de acuerdo a su edad, y responsabilidades frente a sus obligaciones en general: estudiar y ayudar en casa.
- Busca ayuda: si la situación ya se te salió de las manos, y sientes que no puedes ayudar a tu hijo(a) y que tu también necesitas orientación, recurre a la ayuda de profesionales de la salud mental; psicólogos y psiquiatras están capacitados para ello.
No es mi intención con este artículo satanizar la red, pero sí que tengamos en cuenta como padres todas las cosas que pueden ocurrir, para estar atentos y podamos asumir el rol que nos corresponde, de cuidadores y formadores de nuestros hijos. Es la oportunidad de ir reforzando su personalidad, enseñarles a cuidarse, de que aprendan a evitar situaciones de riesgo, a resolver situaciones que se les puedan presentar y recurran a nuestra ayuda si lo necesitan. Por último, es clave que desarrollemos con ellos una relación de confianza, en la que sepan que cuentan con nosotros y que estamos ahí para ayudarlos, cultivando el diálogo y las conversaciones con ellos desde pequeños y de acuerdo a su edad.
Comparte esta noticia