Somos seres sociales, necesitamos del contacto con los demás. Es básico para nuestra salud mental el poder interactuar con otros desde la consolidación de vínculos saludables y nutricios. Lamentablemente, con esta pandemia, hemos perdido muchos de los espacios de interacción social que teníamos.
No es un secreto para nadie que las redes sociales están jugando un rol importantísimo dentro de las maneras que hemos encontrado de socializar bajo este contexto de pandemia. Si no podemos relacionarnos presencialmente con los demás, tenemos al menos la posibilidad de hacerlo a través de una pantalla.
Es innegable el papel que está jugando la tecnología en nuestra comunicación y en el poder mantener nuestros vínculos. Sabido es también de todos los retos y problemas que puede generar este tipo de comunicación, pero nadie podrá negar que las redes sociales que empleábamos ya con bastante frecuencia antes de la pandemia ahora son indispensables para nuestra dimensión social.
Haciendo un análisis de lo que observo que las personas comparten, de la forma en la que interactúan, e incluso de mi propio empleo de las redes sociales; cuando son empleadas de una manera asertiva y positiva, siento un valor terapéutico, no solo comunicacional, en muchas de las interacciones que se generan. El verbo “therapeuein” puede traducirse en cuidar, atender, aliviar. Al decir “valor terapéutico”, me refiero a aquello que nos ayuda a cuidarnos, a relajarnos, a sostenernos, a acompañarnos, a apoyarnos mutuamente, y por qué no, hasta nos ayuda a sanar.
Muchas de las actividades que realizamos tienen un valor terapéutico: realizar actividad física, bailar, reír, jugar, conversar, escuchar música, leer, meditar, entre muchas actividades que podemos realizar y que implican que estemos conectados con el presente a través del disfrute.
También es terapéutico expresar nuestras emociones canalizándolas de manera adecuada. Sentir, amar, reflexionar en torno a nuestra vida. En fin, todo aquello que nos permita estar mejor y que colabore a nuestro bienestar integral.
Quiero compartir con ustedes a continuación algunas de las formas o maneras que hemos encontrado en nuestra interacción en las redes que tienen ese valor terapéutico que menciono.
A través de las redes sociales podemos:
Expresar nuestras emociones, sentimientos, opiniones e ideas.
Construir nuestra propia historia a través de nuestros relatos y experiencias de vida.
Recibir opiniones, comentarios y ayuda de los demás. También recibir información relevante para nosotros.
Celebrar acontecimientos importantes de nuestra vida: cumpleaños, bodas, aniversarios, logros académicos y/o laborales.
Compartir alegrías y tristezas; también información importante para los demás.
Recordar: los buenos momentos de nuestras vidas, a de la vida de los demás.
Acompañar en procesos de cambio como mudanzas, cambio de trabajos, y en casos de duelo y pérdidas.
Apoyar y recibir apoyo: cuando las cosas no van bien, por problemas de salud, económicos o de cualquier índole, desde la solidaridad.
Homenajear: a nuestros seres queridos que ya no están.
Agradecer: todo lo bueno que aún tenemos en nuestra vida, aquello que aportaron los demás a ella también.
Enseñar: a través de lo que puedas ofrecer a los demás de lo que tú has aprendido.
Aprender: de la experiencia y del saber de los demás.
Promover: la salud mental, la salud integral, los valores, entre otros.
Socializar: al poder conversar y conocer más a los demás a través de la pantalla.
Denunciar: aquello que nos parece injusto.
Permitir: la subsistencia de muchas personas, ya que gracias a las redes sociales muchas personas han encontrado actualmente la manera de solventarse económicamente.
Todo ello a través de fotografías, videos, posts, lives, webinars, historias, y cualquier aplicación o plataforma que nos permita conectarnos con los demás y con nosotros mismos, ya que cuando publicamos algo no solo estamos buscando esa interacción con el otro, sino también construyendo nuestra propia historia.
De nosotros depende el saber usar terapéuticamente las redes sociales. Si logramos emplearlas de manera asertiva y positiva, reitero, influyen en nuestro bienestar emocional y en nuestra salud integral. Seamos respetuosos y cuidadosos en su empleo, y evitemos el usarlas en exceso. No dejemos de lado nuestras actividades personales y familiares por estar en las redes sociales. Recuerden, como todo en la vida, los excesos no ayudan, y si bien hay muchos beneficios, también es clave que sepamos mantener un equilibrio entre el uso que les damos y nuestra vida cotidiana. Si hacemos un uso excesivo de ellas, podemos caer en una adicción, que nos traerá consecuencias negativas en varios aspectos de nuestra vida.
Comparte esta noticia