Vacunagate: tres reglas éticas y un clamor
La ética, esta acción que persigue el bien común, supone pues una paradoja: por un lado, estamos obligados a tomar decisiones adecuadas a sabiendas de que, por el otro, podemos fallar en el intento.
Filósofo
Director de Investigación de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya y docente principal de la Escuela de Filosofía de la misma universidad. Licenciado en Filosofía por la PUCP, magíster en Teología y Filosofía, y doctor en Filosofía por el Centre Sèvres - Facultés Jésuites de Paris. Es autor del libro "Creo, luego existo. Revelación y Religión en Levinas".
La ética, esta acción que persigue el bien común, supone pues una paradoja: por un lado, estamos obligados a tomar decisiones adecuadas a sabiendas de que, por el otro, podemos fallar en el intento.
Recién nos encontramos en la etapa de toma de conciencia sobre el machismo, enquistado en todas las dimensiones de nuestra vida. No podemos detenernos hasta crear un ecosistema en el que ejercer violencia contra la mujer genere repulsión.
Vivimos en un tiempo en el que estamos hiperconectados, sin embargo, nunca hemos estado tan aislados unos de otros ni tan ocupados de nuestros propios negocios. No cabe duda de que las redes son el presente y el futuro, pero no olvidemos que tienen una fuerza de exposición sumamente seductora.
¿Qué tienen en común la caída del muro de Berlín y lo acontecido en las democracias de América Latina?: La búsqueda de la libertad ciudadana, que no es solo un derecho, sino una condición de la existencia.
Las protestas ciudadanas en Chile revelan que ha crecido la sensibilidad por la reivindicación de los derechos. Lo que hemos visto en Santiago es la expresión masiva del hartazgo y rebeldía contra un sistema que legitima la desigualdad.
Lo acontecido en la República del Ecuador nos deja grandes lecciones sobre el rol de las universidades, que en el momento más álgido del conflicto dieron albergue a los indígenas. Su participación fue crucial en un momento en que está en juego la dignidad de los más postergados.
Para ejercer el Poder hace falta primero ser capaz de escuchar. De lo contrario, las decisiones del político serán tan pobres como su mundo personal. No hay forma de construir una ciudadanía ni un país sobre el político Narciso.
El vicio de alimentarse de la vida del que apenas tiene, no solo se mantiene vigente, sino que ha descubierto el modo de vivir extrayendo las exiguas fuerzas de pobres, migrantes, entre otros vulnerables. Ayer, se hizo con el hambre de muchos, hoy la usura alcanza a la educación y la salud.
Se piensa que la política es el arte de oponerse y de conquistar (mantener) una cuota de poder. El amor es quizá uno de los sentimientos al que en ningún caso recurrirían nuestros políticos al tomar decisiones. Ese proceder ha configurado una serie de directrices que solo nos han llevado a la crisis política actual.
Los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos nos dejan grandes lecciones sobre lo que podemos lograr cuando actuamos con disciplina, orden y honradez. Si seguimos el camino de nuestros atletas, no solo seremos virtuosos, sino mejores ciudadanos.