El poeta dejó de existir este lunes 21 de agosto de 2017, pero su obra ya es inmortal.
Arturo Corcuera murió la madrugada de este lunes a los 81 años y un nuevo poeta brilla hoy en el firmamento. Hoy toca recordarlo como persona, como poeta, y a sus poemas. Aquí una selección que demuestra su grandeza.
FÁBULA DEL CANARIO
Trino,
lloro
fino, rubia
lluvia
de oro.
Saltando de alba en alba,
en una y otra rama
extiende su estribillo.
Cantarina jaula,
breve cántaro de cantos,
amarilla fontana.
El canario es el grillo
en la edición de la mañana.
FÁBULA DE MAESE CUERVO
Sombra de plumas
que empolló la noche.
La noticia funesta,
las defunciones,
de maese cuervo
son lectura diaria.
"¡Ah –exclama-,
si tuviese
agencia funeraria!"
FÁBULA DE LA LUCIÉRNAGA
Diamante en trizas.
Semáforo diminuto
que señala el rumbo
de las libélulas.
Posada sobre un madero
cantas intermitente,
astilla de lucero.
FIEBRE AMARILLA
Amarillo,
amarillo, amarillo,
amarillo, amarillo, amarillo,
¿de qué color nacerán los canarios,
la retama, el limón y el membrillo,
si el otoño sigue despilfarrando
todo el amarillo,
amarillo, amarillo,
amarillo?
EL HEREJE
Nadie podrá convencerme
que el tren
no es larva de mariposa
que el avión no tiene plumas
que el mar no bebe cerveza
que la luz no es una flor.
FÁBULA Y METÁFORA DEL GALLO
Reloj despertador,
Hijo apócrifo del papagayo.
No anuncia la madrugada
el tornassol clarinero.
— ¿Qué tiene el gallo
que se há Callado?
— Hay que llevarlo al relojero.
(Del poemario Noe delirante, 1963)
ENDECHAS DE ABATIMIENTO
Vivir sin tí es girar en el vacío,
un consumirse, un desangrarse lento;
el razonado amor. un desvarío,
la dicha prometida, un sufrimiento.
Mi corazón es un terrón baldío,
un árbol desgarrado y ceniciento,
un cauce que discurre sin su río,
río sin már-genes y polvoriento.
Voy hacia tí y sé que de tí vengo,
busco mí amanecer en el ocaso,
porque te tuve sé que no te tengo.
En mi pecho dejaste tu arañazo;
yo soy un fuego fiero, te prevengo,
y tú la fría sombra en que me abraso.
(Del poemario Sonetos del viejo amador, 2001)
EL POETA
Poema de Arturo Corcuera
in memorian de Javier Heraud.
Leía a Marx,
a Pablo. Y a Vailejo
lo llevaba en el pecho
como un llanto.
Deteníase a oír en el silencio
algo que no cabía en su tamaño.
Se advertía en sus ojos
que soñaba
en ardiente vigilia, como nadie.
Me sé sus sueños
de memoria, su alma.
Lo mataron en medio de la
tarde
porque un alba traía
para todos;
porque otro sol,
otro aire, reclamaba.
En las hojas
que caen del otoño
me parece que escucho sus
pisadas.
(Del poemario A bordo del arca, 2006)
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