Han surgido ruidosos pubs irlandeses y pizzerías donde antes había tranquilos locales en los que degustar vinos, pero felizmente la casa natal de Beethoven sigue en pie.
Bonn se abre estos días al mundo con la Beethovenfest, que se celebra hasta el 9 de octubre con el lema "Hacia lo abierto: utopía y libertad en la música", bajo el patrocinio de José Abréu, fundador del famoso Sistema de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela, y un programa innovador.
Han surgido ruidosos pubs irlandeses y pizzerías donde antes había tranquilos locales en los que degustar vinos del Rin o del Mosela, pero consuela ver que la maciza catedral románica, la vieja Universidad y también la casa natal de su hijo más famoso, Ludwig van Beethoven, siguen en pie.
Su busto con la melena y el gesto adusto de genio, cuando no su máscara, o una copia más bien kitsch de la estatua frente a Correos que le representa pluma en mano esperando a la inspiración, adornan escaparates y comercios, un poco a imitación de lo que hacen Salzburgo o Viena con su Mozart, aunque el músico de Bonn no se preste tan fácilmente a anunciar bombones.
Un año más, ya lejos de la política -donde antes había organismos del Gobierno federal o embajadas hay ahora museos de arte o de historia- la antigua capital alemana se abre al mundo con la música.
El lema de la presente edición de la Beethovenfest -que comenzó el pasado 10 de septiembre- se ha tomado de un poema de Friedrich Hölderlin, que con esas palabras "Ins Offene" (Hacia lo abierto) hacía un llamamiento a partir hacia un lugar situado en algún punto del futuro en el que se superarían finalmente convenciones y fronteras.
"Ins Offene" es también el título elegido por el alemán Peter Ruzicka, nombrado este año "artista residente", para una nueva composición para violonchelo y orquesta, que estrenó el 15 de septiembre la Deutsche Philharmonie Dresden.
Y es lo que se ha propuesto la Beethovenfest, según explican sus organizadores: ofrecer "un programa innovador", algo a lo que dicen sentirse obligados por fidelidad a un músico que fue un gran visionario y revolucionario de la creación artística, además de un cosmopolita.
La lista de los músicos que pasan estos días por esta "pequeña ciudad de Alemania", como la llamó cuando eran aún tiempos de Guerra Fría el novelista John Le Carré, y que deleitan o emocionan al público con sus actuaciones incluye a muchos de los grandes nombres de la interpretación actual.
Baste citar a András Schiff, Helmut Rilling, Neville Marriner, Colin Davis, Paavo Järvi, Piotr Anderszewski, Jan Vogler, Sol Gabetta, Angelica Kirchschlager, el antes nombrado citado Peter Ruzicka, Daniele Gatti, el cuarteto Minguet, Hélene Grimaud (también artista residente) o Kent Nagano, un director desde hace años vinculado a este festival.
Nagano ha sido honrado este año con el premio que lleva el nombre del famoso maestro de la batuta Wilhelm Furtwängler, que se concede a solistas u orquestas que se han destacado especialmente en el campo de la música clásica y que ha distinguido antes a Plácido Domingo, José Carreras, Daniel Barenboim, Lorin Maazel o la Filarmónica de Viena, entre otros.
Este año se ha querido aprovechar la ocasión del bicentenario de la independencia de las repúblicas americanas de España para invitar a su primera gira europea a la Orquesta Juvenil Teresa Carreño, de Venezuela, esta vez bajo la dirección de Christian Vásquez, pero también a la Sinfónica Heliópolis, de Sao Paulo (Brasil), que ha seguido con niños y jóvenes de Brasil el Sistema iniciado por Abréu más al norte.
Aquí todavía se recuerda la actuación en 2004 del jovencísimo maestro Gustavo Dudamel, llamado en el último momento por la directora del festival, Ilona Schmiel, para sustituir en el concierto de clausura del Festival al frente de la Philharmonia Orchestra a Frans Brüggen, que había enfermado.
Fue tal el éxito de Dudamel, que entonces tenía sólo 23 años, que al año siguiente regresó a Bonn aunque esta vez al frente de la Orquesta Juvenil Simón Bolívar, y desde entonces existe una estrecha relación entre los jóvenes músicos venezolanos y este festival.
Y hablando de músicos venezolanos, no se puede olvidar a Gabriela Montero, que debuta también aquí y dará un recital con sus famosas improvisaciones al piano, a las que la animó un día su veterana colega Marta Argerich, y actuará en otra función junto al violonchelista Gautier Capuçon en un programa totalmente clásico, con obras de Beethoven, Prokofiev y Rajmaninov.
-EFE
Han surgido ruidosos pubs irlandeses y pizzerías donde antes había tranquilos locales en los que degustar vinos del Rin o del Mosela, pero consuela ver que la maciza catedral románica, la vieja Universidad y también la casa natal de su hijo más famoso, Ludwig van Beethoven, siguen en pie.
Su busto con la melena y el gesto adusto de genio, cuando no su máscara, o una copia más bien kitsch de la estatua frente a Correos que le representa pluma en mano esperando a la inspiración, adornan escaparates y comercios, un poco a imitación de lo que hacen Salzburgo o Viena con su Mozart, aunque el músico de Bonn no se preste tan fácilmente a anunciar bombones.
Un año más, ya lejos de la política -donde antes había organismos del Gobierno federal o embajadas hay ahora museos de arte o de historia- la antigua capital alemana se abre al mundo con la música.
El lema de la presente edición de la Beethovenfest -que comenzó el pasado 10 de septiembre- se ha tomado de un poema de Friedrich Hölderlin, que con esas palabras "Ins Offene" (Hacia lo abierto) hacía un llamamiento a partir hacia un lugar situado en algún punto del futuro en el que se superarían finalmente convenciones y fronteras.
"Ins Offene" es también el título elegido por el alemán Peter Ruzicka, nombrado este año "artista residente", para una nueva composición para violonchelo y orquesta, que estrenó el 15 de septiembre la Deutsche Philharmonie Dresden.
Y es lo que se ha propuesto la Beethovenfest, según explican sus organizadores: ofrecer "un programa innovador", algo a lo que dicen sentirse obligados por fidelidad a un músico que fue un gran visionario y revolucionario de la creación artística, además de un cosmopolita.
La lista de los músicos que pasan estos días por esta "pequeña ciudad de Alemania", como la llamó cuando eran aún tiempos de Guerra Fría el novelista John Le Carré, y que deleitan o emocionan al público con sus actuaciones incluye a muchos de los grandes nombres de la interpretación actual.
Baste citar a András Schiff, Helmut Rilling, Neville Marriner, Colin Davis, Paavo Järvi, Piotr Anderszewski, Jan Vogler, Sol Gabetta, Angelica Kirchschlager, el antes nombrado citado Peter Ruzicka, Daniele Gatti, el cuarteto Minguet, Hélene Grimaud (también artista residente) o Kent Nagano, un director desde hace años vinculado a este festival.
Nagano ha sido honrado este año con el premio que lleva el nombre del famoso maestro de la batuta Wilhelm Furtwängler, que se concede a solistas u orquestas que se han destacado especialmente en el campo de la música clásica y que ha distinguido antes a Plácido Domingo, José Carreras, Daniel Barenboim, Lorin Maazel o la Filarmónica de Viena, entre otros.
Este año se ha querido aprovechar la ocasión del bicentenario de la independencia de las repúblicas americanas de España para invitar a su primera gira europea a la Orquesta Juvenil Teresa Carreño, de Venezuela, esta vez bajo la dirección de Christian Vásquez, pero también a la Sinfónica Heliópolis, de Sao Paulo (Brasil), que ha seguido con niños y jóvenes de Brasil el Sistema iniciado por Abréu más al norte.
Aquí todavía se recuerda la actuación en 2004 del jovencísimo maestro Gustavo Dudamel, llamado en el último momento por la directora del festival, Ilona Schmiel, para sustituir en el concierto de clausura del Festival al frente de la Philharmonia Orchestra a Frans Brüggen, que había enfermado.
Fue tal el éxito de Dudamel, que entonces tenía sólo 23 años, que al año siguiente regresó a Bonn aunque esta vez al frente de la Orquesta Juvenil Simón Bolívar, y desde entonces existe una estrecha relación entre los jóvenes músicos venezolanos y este festival.
Y hablando de músicos venezolanos, no se puede olvidar a Gabriela Montero, que debuta también aquí y dará un recital con sus famosas improvisaciones al piano, a las que la animó un día su veterana colega Marta Argerich, y actuará en otra función junto al violonchelista Gautier Capuçon en un programa totalmente clásico, con obras de Beethoven, Prokofiev y Rajmaninov.
-EFE
Comparte esta noticia