El Carnaval, la fiesta popular más importante del calendario uruguayo, regresó un año más para adueñarse del país durante los próximos 40 días con su tradicional y multitudinario desfile de comparsas por la principal avenida de Montevideo.
Miles de murguistas, parodistas, bailarines de revista, "negros y lubolos", vedettes, y en esta ocasión, por primera vez tras varias décadas ausentes de la fiesta, decenas de "cabezones", marcharon tras las reinas de la fiesta entre el jolgorio y la algarabía del público en homenaje al Rey Momo y para dar inicio al que es considerado el Carnaval más largo del mundo.
En esta ocasión, la lluvia no hizo acto de presencia y la fiesta pudo desarrollarse con normalidad, al contrario que el jueves, cuando estaba previsto que se realizara inicialmente pero donde una monumental tromba de agua minutos antes de su comienzo impidió su celebración.
El frío fue el único invitado no esperado y eso causó que las habitualmente superpobladas gradas lucieran menos llenas al comienzo de la marcha, si bien éstas se fueron llenado poco a poco al calor de la música y el baile de los participantes del corso.
Al final, miles de montevideanos, entre ellos muchos niños, se acercaron hasta la avenida 18 de Julio para ver de cerca a los que serán protagonistas exclusivos de la vida de la ciudad las próximas semanas.
Según explicó a Efe Graciela Michelini, una de las responsables del Museo del Carnaval de la ciudad, este año la principal novedad fue "el regreso después de mucho tiempo" de los "cabezones", hombres y mujeres disfrazados con unas enormes máscaras grotescas que fueron muy populares en la fiesta hasta los años 30 del siglo pasado.
"Nuestra idea era recuperar la tradición y tratar que cosas que fueron muy vividas y que contaron con mucha participación de la gente recobren su vigencia", dijo.
Unos 120 "cabezudos" acompañaron el desfile, algunos de ellos montados sobre patines en calidad de corte de las reinas del Carnaval, y para animar con "colorido, alegría e interacción" ya de por sí predispuesto público.
"Son figuras amigables que recuperamos. Y es algo que permite que la gente participe más del desfile, pues esto fue un apartado del Carnaval que sufrió mucho deterioro durante y tras la dictadura (1973-1985), pues fue reprimido porque se trataba una manifestación de la voluntad espontánea de la gente", anotó Michelini.
La polémica también estuvo presente en la fiesta después de que las autoridades decidieran modificar el desfile de las Reinas, después de que la ganadora del concurso, Patricia Lafuente, recibiera amenazas de otras aspirantes.
Así, en esta ocasión la Reina del Carnaval, junto con la Reina de las Escuelas de Samba y la de las Llamadas, marcharon en una única carroza mientras que la segunda carroza en la que habitualmente iban las jóvenes que no resultaron vencedoras fue eliminada del desfile.
En total, desfilaron 41 agrupaciones de conjuntos de Carnaval entre murgas (grupos corales y musicales que interpretan letras satíricas), parodistas (grupos teatrales que parodian algún episodio histórico o personaje popular), humoristas (comediantes) y "negros y lubolos" (intérpretes y bailarines de candombe).
Para esta fiesta, la Intendencia de Montevideo destina unos 30.000 dólares en premios que se repartirán entre todas las categorías por un jurado.
A partir de ahora y hasta bien entrado el mes de marzo, las diversas agrupaciones actuarán cada noche en el Teatro de Verano de Montevideo, en donde se realiza el concurso oficial de Carnaval, además de en las docenas de "tablados" que se disponen por toda la ciudad.
EFE
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