Leila Guerriero vuelve con “La llamada”, obra maestra del periodismo narrativo

En 1976, Silvia Labayru tenía 20 años y estaba embarazada cuando un grupo de militares la secuestró. La entonces militante de la organización guerrillera Montoneros fue trasladada a la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), que durante la dictadura cívico-militar que asoló a Argentina entre 1976 y 1983 funcionó como un centro clandestino de detención.

Allí, en cautiverio, la torturaron física y psicológicamente, abusaron sexualmente de ella, dio a luz a una niña que fue entregada a la familia de su pareja, y la obligaron a participar de secuestros contra blancos de la Junta Militar. Un año y medio después, la liberaron. Siguieron años en el exilio que, lejos de apaciguar el dolor, solo lo intensificaron.

Toda esta historia de horror está recogida en La llamada (Anagrama), el último libro de la periodista argentina Leila Guerriero.

Autora de valiosas colecciones de crónicas como Frutos extraños y Plano americano, además de editora y maestra del periodismo narrativo latinoamericano, Guerriero ha escrito su libro más ambicioso. Porque La llamada, que es en torpe síntesis el perfil de una sobreviviente, espera capturar algo más que un retrato, sino la vida en movimiento.

Narrado en primera persona, aunque con una distancia solo interrumpida para recoger impresiones puntuales sobre la historia misma o el oficio periodístico, el relato sobre Labayru se teje con un contrapunto entre presente y pasado para mostrar cómo un proceso histórico, violento y brutal, como lo es una dictadura, marca con fuego a sus víctimas.

El mayor logro del libro, por suerte, es que Labayru no es perfilada solo como víctima. Guerriero la muestra con matices desde sus distintos roles (madre, hija, exesposa, novia, amiga, exguerrillera) a través de las voces de quienes forman parte de su vida o pasaron por ella. Así, en esta crónica coral, hay muchas versiones sobre un mismo hecho que se cruzan, se confrontan, y pocas veces aclaran lo ambiguo.

Pese a que la periodista aclara que su intención no es escribir un libro sobre “los años setenta”, sino sobre Labayru, La llamada no deja de ser, al menos de forma tangencial, una crónica sobre aquel periodo en que un grupo de militares, encabezados por Videla, Massera y Agosti, ejercieron de forma sistemática la violación de derechos humanos.

Aunque, para ser más precisos, es una reconstrucción de la efervescente vida de jóvenes guerrilleros, que al ser vista bajo nuevas ópticas —como la violencia de género, por ejemplo—desacraliza posiciones ideológicas reinantes y riza más el rizo de la historia. El repudio que excompañeros infligieron a Labayru, tras su paso por la ESMA, es solo la punta del iceberg. 

Tal vez por eso, como todo gran libro periodístico, La llamada resulte un libro incómodo para todos los sectores políticos (incluidos los progresistas), así como para el mismo círculo de su protagonista, una mujer que rezuma vitalidad ante la amenaza de la muerte. Un imán capaz de atraer la curiosidad de cualquier periodista que tome la suficiente atención a lo que le rodea.

Con una prosa límpida, capaz de tensar el lenguaje como un gran thriller, Leila Guerriero ha escrito una obra maestra.