La escritora mexicana de 88 años visita nuevamente la FIL Lima 2018 para cumplir una serie de actividades, entre ellas, la presentación de su libro "Y por mirarlo todo, no veía nada".
Quien dijo que leer da Alzheimer, estaba totalmente equivocado. A sus 88 años, Margo Glantz está más lúcida que nunca. La reconocida escritora mexicana, ensayista, crítica literaria y académica mexicana es autora de obras que reflejan temas relacionados con las mujeres como erotismo, sexualidad y cuerpo.
De visita en Lima, Glantz presentará su nuevo libro "Y por mirarlo todo, no veía nada" este jueves 2 de agosto en la FIL Lima acompañada de su amigo, el también escritor Mario Bellatin.
Amante del Twitter, hasta el punto de tuitear por "vicio irreparable", Margo Glantz conversó con RPP Noticias y reflexionó acerca del papel del feminismo actual, el rol de la mujer, el abarcamiento de las redes sociales y defendió el modelo de escritura fragmentaria, el cual utiliza en sus textos.
Llega a Lima para presentar su nuevo libro, "Y por mirarlo todo, no veía nada".
Es un libro que publiqué en junio y estuve escribiendo durante un año y medio. El pretexto fueron las redes sociales, pues es una reflexión sobre ellas. Pero mucho más allá de las redes sociales, que me dieron pábulo para organizar material, reflexionar sobre un fenómeno que es muy viejo pero se ha acrecentado y se ha vuelto crítico, que es el que haya una especie de bombardeo de noticias sin que haya una jerarquización entre ellas. Esto hace que cualquier noticia, por terrible o banal que sea, acabe teniendo la misma apreciación.
La escritura fragmentaria, que es el estilo que usted usa, tiene muchos críticos...
Allá ellos. Digo yo que la escritura fragmentaria es tan lícita como cualquier tipo de escritura. Es la que elijo hacer. No trabajo el fragmento aislado. En mi libro anterior, llamado "Saña", hay textos más largos pero que tienen una densidad lo suficientemente fuerte para significar. Pero el significado más importante es el conjunto de textos que hacen del fragmento algo que permite construir una especie de mosaico. Esos fragmentos van a tener una legibilidad porque van a conformar algo muy visible. La poesía también es muy fragmentaria. De parte de Japón tenemos la tradición del haiku, que en muy breves palabras, con una escritura limitada pero extraordinaria, nos dice muchísimo. Por eso creo que el fragmento es tan válido como cualquier tipo de escritura, y yo elijo eso para trabajar libros completos.
Un ejemplo claro del uso de "fragmentos" es Twitter, red social de la cual usted es usuaria asidua...
El Twitter me sugirió muchas cosas, me pareció importante política y literariamente, porque se podían decir cosas muy importantes y verbalizadas en 140 caracteres, cosa que ya se terminó, porque ahora se ha extendido y se volvió un discurso. Extraño Twitter en ese nivel, porque exigía, trabajar con constricciones muy definidas y una de ellas era la limitación a 140 caracteres. Me llamó la atención porque me permitió sintetizar, era una forma de trabajo muy interesante literariamente...
Hace unos días publicó en su Twitter que ya no sabía qué tuitear, pero que era un vicio irreparable.
(risas) Me he vuelto viciosa en cierto sentido. Es una especie de adicción y eso me ha disminuído la visión. Y solo utilizo el celular para ver noticias. Leo mucho a través de Twitter y eso me ha afectado, por eso me tengo que operar de los ojos. Así que imagino que eso también le pasará a ustedes los jóvenes. Cuídense y usen anteojos... [bueno, ese fue un] mensaje estúpido.
Irónicamente, su gran amigo Mario Bellatin asegura que las redes sociales son un terreno fangoso...
Él se confiesa gran enemigo, pero todos los días las cultiva (risas). Mario es un fanático del Facebook. Ahora, él es bastante provocador y dice muchas cosas. Pero tiene razón, [las redes sociales] son como un pantano, y uno cada vez que entra ahí, se hunde más en ellas.
¿Cómo ve a Lima como capital de la literatura a nivel de Latinoamérica?
Yo estuve en la feria a inicios del 2000 y en verdad era muy precaria. Estaba en un local improvisado, con muy pocos kioskos y muy pocos lectores. En comparación con la feria de Guadalajara, parecía ser muy menor. Pero con el pasar de los años se ha convertido en una feria muy importante y eso está muy bien, más aún en un momento de crisis editorial, en el que la industria ha cambiado totalmente de sentido. El pasado domingo estuve en la feria y me sorprendió la gran presencia de gente, mucha gente, muchos niños, jóvenes y viejos. Es interesante para mí haber venido hace muchos años y ver la evolución de su organización. Más aún realizada en un parque, que no está hecho para una feria, se vea tan bien organizada. Es un gran aliciente porque no sé que tanto mejore la industria editorial, pero ver a la Feria del Libro de Lima es algo muy positivo para mí.
Pareciera que la evolución de la industria editorial estuviera en los libros digitales y la proliferación de Booktubers...
Bueno, pero a pesar de todo yo veo que el libro de papel no se ha muerto. Está en crisis, pero eso permite innovar frente al mercado y la web. Yo soy bastante optimista al respecto.
Una de sus participaciones, además de la presentación de su libro, es un conversatorio sobre el papel de la mujer en estos tiempos. Ahora que hablamos tanto de empoderamiento femenino, ¿cómo ve usted a la mujer con los años?
Odio la palabra "empoderamiento", que es algo que viene de Estados Unidos, viene de "empowering". Pienso que al igual que las redes sociales, es un fenómenos muy positivo y también negativo, porque propicia una concientización de un fenómeno terrible como el papel de la mujer socialmente, sexualmente, el acoso, la violación, el feminicidio... que son terribles. Hay que tomar conciencia con la posibilidad de que la mujer disponga de su propio cuerpo en todos los niveles, incluyendo el aborto y ese tipo de cosas que me parecen fundamentales que se legislen. Mientras no se libere la posibilidad de abortar, entonces la mujer no tendrá derecho sobre su propio cuerpo. Y al mismo tiempo se ha producido un fenómeno de inquisitoriar (sic) y hacer que la menor violación a ciertas normas produzca una crítica tan violenta que los personajes señalados se vuelven parias de la sociedad. Eso me parece excesivo porque puede llevar al fascismo. Hay niveles muy tenues entre el fascismo y la liberación, porque se tocan los extremos. Hay que tener conciencia de eso porque se ha convertido en una forma muy acrítica de enfrentar las cosas, muy "a rajatabla".
Ahora que habla del acoso sexual, la literatura también está padeciendo de este flagelo con los casos destapados en la Academia Sueca...
Lo de la Academia Sueca me parece un problema de corrupción que está muy bien que lo combatan. Lo de los favores sexuales pues es profundamente nocivo, ha hecho sufrir a mujeres y jóvenes con esta violencia normalizada. Pero insisto también en que muy a menudo se quiere censurar la literatura de otros siglos. Por ejemplo, "Madame Bovary", se dice "cómo es posible que se suicide una mujer". O quieren cambiar el final de "Carmen" de (Georges) Bizet, porque es asesinada por Don José. Otro caso es que se quiere que los libros de Virginia Wolff o Agatha Christie sean retirados de las bibliotecas, porque sus heoínas se casaran pues es una forma de "enajenación de la mujer", lo cual me parece siniestro, ridículo, y pareciera que se vuelve un deber. Todo este tipo de cosas se vuelven un extremo muy violento, pero sin que eso signifique estoy de acuerdo con el acoso sexual. Hay que pensar bien las cosas antes de actuar de forma irracional.
¿Qué opina del lenguaje inclusivo, nacido en Argentina?
Ay, me parece ridículo también. Como todo lenguaje políticamente correcto. Cuando hace unos años empecé a enseñar en Berklee, el lenguaje políticamente correcto empezaba a convertirse en una construcción brutal, que en lugar de liberar al lenguaje lo constreñía y lo hacía completamente estúpido. Por ejemplo, decir "tercera edad" en vez de "viejo"; o "en situación de calle" en vez de llamar a alguien "mendigo". Todo ese tipo de cosas que se inventan también son una forma de fascismo solapado. Creo que el lenguaje ha sido patriarcal, pero debe ir matizando la forma de censurar al lenguaje en vez de hacerlo inclusivo a rajatabla.
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