El historiador Rafael Sánchez-Concha Barrios habló en RPP acerca de la compatibilidad entre el fervor popular católico y el marco constitucional liberal en la historia peruana.
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La Iglesia y el Estado
El historiador Rafael Sánchez-Concha Barrios, profesor principal en la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), estuvo en el programa Enfoque de los Sábados para hablar sobre el vínculo histórico entre la Iglesia y el Estado en el Perú, a propósito del reciente nombramiento de monseñor Carlos Castillo como cardenal por el papa Francisco.
"Hay una tradición histórica muy profunda desde la conquista. El Perú surge desde la conquista... y surge todo con la Iglesia por una razón muy poderosa: la conquista del Perú es la proyección mental de la reconquista española (recuperar el territorio que había sido poseído por los musulmanes al norte de África)", señaló. Agregó que el proceso de descubrimiento y colonización del nuevo mundo estuvo marcado por la mentalidad de las Cruzadas.
"El conquistador tiene una mentalidad de Cruzado, el conquistador no es un hombre moderno, el conquistador vive en la etapa moderna, pero su cabeza es medieval", precisó.
También explicó que la expansión del imperio castellano sobre América estuvo marcada por un catolicismo enraizado que fue resultado de la lucha contra los musulmanes durante casi ocho siglos. Asimismo, mencionó que durante la etapa de Carlos V hubo dudas sobre la legitimidad de la conquista, las cuales se disiparon con Felipe II, "consolidándose el absolutismo imperial castellano".
La Iglesia en la evolución constitucional
En esa línea, Sánchez-Concha habló acerca de la compatibilidad entre el fervor popular católico y un marco constitucional liberal en la historia peruana. Señaló que, aunque el liberalismo tiene origen en la Ilustración, en el Perú predominó la influencia de la ilustración española, distinta a la francesa.
Repasando la evolución constitucional, recordó que la Constitución de Cádiz de 1812 establecía la protección exclusiva de la religión católica, disposición que se mantuvo en las constituciones de 1826, 1828, 1834, 1839, 1856, 1860 y 1867. Fue en la Constitución de 1920 donde se permitió la práctica de otras religiones sin negar el predominio del catolicismo.
"Recién en la Constitución de Leguía, de 1920, dice lo siguiente: 'La Nación profesa la religión católica, apostólica, romana, el Estado la protege', pero no está negando otras religiones, las permite", indicó.
En la Constitución de 1933, se reconoció la libertad de cultos, mientras que la de 1979 incorporó la colaboración del Estado con la Iglesia Católica.
"La de 1979, que invoca a Dios, en su preámbulo dice: 'El Estado reconoce a la Iglesia Católica como elemento importante en la formación histórica, cultural y moral del Perú. El Estado le presta su colaboración'. En la del 93 dice prácticamente lo mismo, pero con el agregado de: 'el Estado puede establecer otra forma de colaboración con otras religiones'. Viendo esta evolución, el Perú nace con la Iglesia... 'Estado, Iglesia y Sociedad' forman una sola entidad", concluyó.
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