La festividad del Señor de los Milagros fue declarada Patrimonio Cultural del Perú por el Instituto Nacional de Cultura (INC), al ser un acontecimiento que une la religión, el saber tradicional de siglos y la festividad popular.
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Señor de los Milagros
Las raíces históricas y religiosas del Señor de los Milagros datan del siglo XVII. Cada mes de octubre, miles de fieles se visten con el hábito morado en honor a esta venerada imagen en procesión, en una de las manifestaciones católicas más numerosas del mundo.
Este acto fue declarado Patrimonio Cultural del Perú por el Instituto Nacional de Cultura (INC), al ser un acontecimiento que une la religión, el saber tradicional de siglos y la festividad popular.
El vínculo entre el Señor de los Milagros y los temblores
Miguel Ángel Vassallo, sacerdote diocesano, encargado de la Pastoral de la Salud en Lima, señaló que este vínculo fue importante para la veneración de la imagen. En La Rotativa del Aire, el padre y comunicador contó que esta relación nació a raíz de tres fechas cruciales.
Según el religioso, la imagen del Señor de los Milagros fue pintada alrededor de 1650 por un esclavo proveniente de Angola, posiblemente llamado Pedro o Benito. Su obra quedó plasmada en un muro de adobe en Pachacamilla, un lugar que en ese entonces era destinado a los esclavos.
La devoción hacia esta imagen comenzó a fortalecerse el 13 de noviembre de 1655, cuando un terremoto sacudió Lima, destruyendo gran parte de la ciudad, pero dejando el muro con la imagen intacto. Este hecho significó el inicio de la veneración masiva.
Posteriormente, en 1687 y 1746, otros fuertes sismos sacudieron la capital peruana. En ambas ocasiones, los fieles sacaron en procesión al Señor de los Milagros. Esto consolidó la creencia de que la imagen tiene una conexión especial con la protección divina frente a los desastres naturales.
"En esas fechas, se saca un lienzo con la imagen ya para recorrer las calles de Lima", precisó Vassallo, dando paso a la tradicional procesión de octubre.
Origen del hábito morado
El hábito morado que los devotos utilizan durante la festividad tiene un origen místico. Según Miguel Ángel Vassallo, fue Jesús quien entregó este hábito a la madre Antonia Lucía del Espíritu Santo, fundadora del Monasterio de las Nazarenas.
"Jesús le dijo: ‘Este hábito vas a usar como símbolo de penitencia, al igual que cuando estuve de misión en la tierra’", contó.
En ese sentido, el religioso explicó que el hábito morado simboliza la penitencia y la misión de Cristo en la tierra y, luego, fue adoptado por los fieles como una muestra de identificación en honor al Señor de los Milagros.
El origen del turrón de Doña Pepa
Otro de los elementos distintivos de esta celebración es el turrón de Doña Pepa. De acuerdo con Vassallo, este tradicional dulce tiene su origen en Josefa Marmanillo, una esclava liberta que no podía mover sus brazos. Al acudir a la procesión del Señor de los Milagros en Lima, ella experimentó una sanación milagrosa.
"Como agradecimiento, elaboró un turrón que compartió con los asistentes a la procesión, y desde entonces, este postre se ha convertido en un símbolo de la devoción. Como su nombre era Josefa, la gente comenzó a llamarla Doña Pepa".
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