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Ser payaso: una terapia para intentar ser feliz

Christian Oré dirige la Escuela Experimental de Payasos, la cual ofrecerá un espectáculo por el Día del Payaso en el Museo de Arte de Lima.
Christian Oré dirige la Escuela Experimental de Payasos, la cual ofrecerá un espectáculo por el Día del Payaso en el Museo de Arte de Lima. | Fuente: GRUPO RPP S.A.C. | Fotógrafo: MARCOS REATEGUI

Christian Oré dirige la Escuela Experimental de Payasos, donde forma nuevas generaciones y los ayuda a encontrar el género artístico que les permita robar las sonrisas del público.

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Tony Perejil recorrió los barrios limeños con su carpa multicolor para robar sonrisas a quienes más necesitaban reír. Su nombre era José Álvarez y lo conocían como “El payaso de los pobres”.

Un 25 de mayo, este hombre que vivió en medio del espectáculo y la alegría, murió solo y en la cama de un hospital. Es por eso que esta fecha fue elegida por sus colegas para celebrar el Día del Payaso Peruano. Un oficio conocido por muchos y valorado por pocos.

Así lo considera Christian Oré, actor, director artístico y responsable de la Escuela Experimental de Payasos. Este artista de las risas, que detrás de su nariz es conocido como Canchita, conversó con nosotros acerca de la formación de un payaso, lo que esconde detrás del maquillaje y sobre los métodos que les permiten crear su humor.

Ellos nos abrieron las puertas de este laboratorio de payasos, ubicado en los límites del Damero de Pizarro, en el Centro de Lima, caracterizados como sus divertidos álter ego. Este colorido grupo estaba listo para iniciar el ensayo del día.

“Aunque el público cree lo contrario, no nos desconectamos del día a día, de nuestra rutina, de nuestros problemas. Nosotros los traemos para canalizarlo y usarlo como energía para la risa”, cuenta Oré.

Él, a diferencia de lo que muchos creen, no tiene el concepto de que uno nace para ser payaso, sino que el payaso puede nacer de uno. “No solo se trata de ser gracioso o saber contar chistes, se trata de formarte como artista y utilizar esas habilidades para generar humor”, agrega.

Y así lo hacen. Ellos se reúnen en el centro de la habitación donde se transforman en sus versiones humorísticas. Aquí, empiezan a liberar su otro yo a través de ejercicios de relajación e improvisación, que les permita desatar sus sentimientos.

LOS OJOS DEL PÚBLICO

Como para todo artista, el público es el elemento más importante en el mundo de un payaso. Sus risas y aplausos son el impulso y la retribución a todo el trabajo previo detrás de su puesta en escena.

“Nosotros trabajamos para ser mejores, para ofrecer un espectáculo de calidad, no solo para hacer reír, el entretenimiento debe ser completo”, comenta Oré. “Aunque el público suele tener un concepto prejuicioso de los payaso, tal vez producto de aquellos que usan una nariz solo como excusa para hacer cualquier cosa y no arte, nosotros tratamos de ofrecer un gran abanico de expresiones en nuestro show”, añade.

Él reconoce que la percepción del público sobre el trabajo de los payasos está muy alejado del arte, pero cree que ese concepto se ha ido corrigiendo al mejorar las propuestas que se vienen ofreciendo en los últimos años.

 

“Formar payasos con habilidades teatrales, musicales, de improvisación o magia, hace que el abanico de posibilidades se amplíe y que el público nos vea con otros ojos. Esa es la intención de crear escuelas como esta”, dice Christian.

“Debemos ser capaces de ofrecer algo más que simples chistes burdos, porque eso hace que se tergiverse nuestro arte. Hay muchos que somos capaces de explorar el malabarismo, el arte mimo y otro tipo de talentos que nos permitan darle calidad a un show”, acota.

HUMOR EN LA SANGRE

Canchita nació en una "cuna de colores", debido a que su padre Luis Enrique Oré, también se dedicaba a este oficio. Él es conocido como Trompetín y desde siempre ha llevado a Christian cada circo para el que trabajó.

“Viví rodeado de las risas, de los aplausos, del arte. En mi caso, fue esto lo que me motivó a ser payaso”, cuenta Oré. “Pero creo que todos encontramos algo que nos conecta a este arte, no necesitas llevarlo en la sangre o ser gracioso para serlo”, agrega.

Él se siente muy orgulloso de haberse convertido en Canchita, ya que este álter ego le ha permitido explorar más de sí mismo. “Ser payaso es una terapia y es una fórmula para intentar ser feliz”, finaliza.

DATO

La Municipalidad de Lima y la Escuela Experimental de Payasos celebrarán los 31 años del payaso peruano este viernes 25 de mayo a las 7:30 p.m. en el Museo Metropolitano de Lima.

Michael Livia

Michael Livia Periodista

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