Presenta 10 tipos de carnes, 49 especies de salsas, 17 tipos de verduras para ser combinadas al gusto y 6 jugosas sopas.
Todos los miércoles y jueves de junio a septiembre a partir de las 12:30 p.m. hasta las 3:30 p.m. disfrute del sensacional Sancochado en el restaurante Las Palmeras del Sheraton Lima Hotel & Convention Center, donde se deleitará del espléndido sabor, textura, aroma, tradición y virtud que solo este potaje idóneo para los días invierno nos puede ofrecer.
El chef José Montes pone a sancochar en la cacerola las más selectas carnes, tubérculos, verduras y hierbas para que dentro de ellas se conjuguen los más exquisitos sabores que sin duda cautivarán a nuestros comensales que se den cita a la hora del almuerzo.
Esta temporada de Sancochado, única en Lima, tiene la gracia y generosidad de presentar 10 tipos de carnes, 49 especies de salsas, 17 tipos de verduras para ser combinadas al gusto, 6 jugosas sopas desde un delicioso consomé, pasando por una suculenta sopa de trigo y la infaltable y deliciosa Tripulina, preparada con la calidad y el esmero que solo se puede lograr usando la receta de antaño.
Los amantes del Sancochado podrán deleitarse con estaciones de panes en diversas formas y variedades. Una mesa de salsas con texturas tan variadas como huacatay, crema de maní, criolla norteña, chimichurri de ají panca, huancaína, entre otras.
El espacio de carnes pintará el paisaje culinario con cortes como asado de tira, malaya, cola de res, lengua, falda, cordero o trozos de pollo y suculentos chorizos.
A pocos metros otra mesa con diecisiete frutas y verduras sancochadas y cocidas adecuadamente, atraerán las miradas de los comensales.
Peras, zanahorias, coles, papas, yucas, camotes o choclos estarán esperando para complementar el potaje que irá a la mesa.
Los aficionados al bajativo tendrán una mesa especial de licores con los más selectos piscos macerados en duraznos, pasas, higos, anís, coca o simplemente puro.
Para cerrar el encuentro, unos buenos postres y finalmente propicias infusiones o mates, señal inequívoca que el regocijo gastronómico llega a su fin.
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