Guillermo de Inglaterra contraerá matrimonio con Kate Middleton el 29 de abril. Pero, ¿qué hay detrás del enlace entre un príncipe y una plebeya?
El príncipe Guillermo, segundo en la línea de sucesión al trono de la corona británica, finalmente contraerá matrimonio a sus 28 años. Pero la mujer que ha conquistado su corazón, Kate Middleton, no es de sangre azul, precisamente, sino una de las hijas de la generación de ‘nuevos ricos’ que lentamente se viene apoderando de la tradicional Inglaterra.
La novia del año es la hija de Carole, una azafata, y Michael Middleton, un comisario de a bordo de British Airways, quienes lograron forjar una gran fortuna luego de apostar por una compañía de entretenimiento en Internet.
Una vez que cambiaron de posición económica, Carole y Michael no escatimaron en gastos para darles a sus tres hijos una educación digna de la realeza, en un muy exclusivo colegio británico, con una pensión de 47 mil dólares por año, por cada uno.
Tras finalizar su educación elemental, la futura reina conoció a Guillermo en la Universidad de St. Andrews, donde fueron compañeros de estudio, luego buenos amigos y finalmente enamorados por un periodo de 10 años, antes de pensar en contraer matrimonio. El resto ya es historia.
Pero Kate no es la clásica Cenicienta que encuentra al príncipe azul en Guillermo -los Middleton anunciaron que contribuirán con 240 mil dólares a los gastos de la boda-. Todo lo contrario. Además, esta no es una boda de sangre azul y conveniencia, sino de amor, que tiene aún un obstáculo que vencer: el protocolo estricto de la monarquía inglesa.
Para garantizar su correcto comportamiento, Kate ha sido instruida en clases de dicción, protocolo, small talk, estilo y, por supuesto, confidencialidad, misterio y distancia.
Sin embargo, la boda promete ser un acontecimiento más moderno que tradicional. Las mil 900 invitaciones para la ceremonia incluyen a personalidades como Elton John, Guy Ritchie, David y Victoria Beckham y al cartero, el carnicero y el dueño del pub de Blucklebury, pueblo donde Kate pasó su adolescencia con su entonces emergente familia.
Kate y William representan un futuro esperanzador para la corona, el aire fresco de una nueva generación dispuesta a escribir una nueva historia y superar dos décadas desastrosas de ‘divorcios reales’.
Por el momento, la incertidumbre crece. Estamos cerca de la anunciada Boda Real y aún se desconocen detalles básicos, como quién diseñará el vestido de novia o a dónde irán los novios luego del casamiento, pero lo que sí se sabe es que Kate es la que más presión debe tener sobre sus hombros, pues no solo recibirá un título de la reina –que es secreto de Estado-, sino que además, perderá su nombre para ser llamada desde entonces: Catherine.
Lea más noticias de Entretenimiento haciendo clic aquí.
Comparte esta noticia