El arzobispo de Miami Thomas Wenski resaltó el patriotismo de la legendaria artista que falleció el pasado lunes en el hospital Mount Sinai de Miami Beach.
El funeral de la cantante cubana Olga Guillot, la reina del bolero, concluyó hoy en Estados Unidos con una misa oficiada por el arzobispo de Miami, Thomas Wenski, y música de México, país donde residió durante varios años. Wenski resaltó el patriotismo de la legendaria artista que falleció el pasado lunes por complicaciones cardíacas en el hospital Mount Sinai de Miami Beach.
"La voz de Olga, Olga de Cuba, supo llegar al corazón del cubano en la diáspora con un mensaje de optimismo y de esperanza", dijo el arzobispo mientras el público presente, en su mayoría exiliados cubanos, comenzó a aplaudir.
Antes de comenzar el servicio religioso, varios integrantes del grupo anticastrista Brigada 2506 llevaron el ataúd cubierto con una bandera de Cuba a la iglesia St. Michael"s, en la Pequeña Habana, un sector de Miami que es el bastión de los exiliados en el sur de Florida.
Los activistas doblaron el estandarte y lo entregaron a la hija de la cantante, Olga María Touzet Guillot, en medio de aplausos, mientras un coro de monjas entonaban cánticos.
El arzobispo Wenski sugirió que el "apasionado amor por la patria" de Guillot debía "ser motivo de inspiración para todos sus compatriotas. Recibiendo su ejemplo y su deseo de ver una Cuba libre y soberana".
Guillot, quien falleció a los 87 años, siempre mantuvo fe en que podría regresar a la isla caribeña cuando se instaurara un sistema democrático.
La cantante, ganadora de 14 discos de oro y 10 de platino, huyó de Cuba con su hija cuando la niña tenía un año de edad después del triunfo de la revolución cubana.
Durante las entrevistas la artista decía que quería que la recordaran por "mi patriotismo, mi cubanía, mi amor por Cuba", sentimiento que demostraba participando en eventos contra del régimen castrista.
"Llevó su patria en el corazón, y así aprovechó el exilio, para ofrecer la alegría de su canto. Y hacer de su arte musical por el mundo, una presentación del dolor de su pueblo denunciando el totalitarismo comunista que oprime a Cuba", dijo monseñor Agustín Román, quien asistió al arzobispo en la misa.
La soprano cubana Elizabeth Caballero rindió tributo a la artista cantando durante el acto religioso, mientras la hija de Guillot, que sostenía en sus manos una rosa blanca para depositarla en el ataúd, se emocionó al escucharla.
Al finalizar la misa, se escuchó en la iglesia la canción "Habana" interpretada por Guillot lo que motivó a los asistentes a gritar consignas "Liberta para Cuba".
El entierro se llevó a cabo en privado tras el servicio religioso.
EFE
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