Aunque intentó ceñirse a las estrictas normas del Vaticano, la princesa Letizia no escapó de la polémica.
Vestida de riguroso negro, con una discreta mantilla y casi sin joyas. Así lució Letizia de Asturias durante la primera misa oficial del Papa Francisco, a la que asistió junto a su esposo, Felipe de Asturias.
Sin embargo, su mejor esfuerzo no fue suficiente para algunos medios españoles que la han criticado por llevar una falda algunos centímetros más corta de lo que indica el protocolo del Vaticano y unas medias traslucidas que dejaban ver con claridad sus piernas.
Es el caso del portal Vanitatis, que indica que la princesa mostró las rodillas debido al largo de su vestido, cosa que no cumple con las estrictas normas de etiqueta a la que se deben ceñir las mujeres para ocasiones como esta.
También llamó la atención de las publicaciones la ausencia de peineta que suele acompañar a la tradicional mantilla española, negra y de encaje en el caso de doña Letizia. Sin embargo, la princesa no se saltó ninguna norma, ya que este complemento se permite solo a la realeza española.
Tampoco los zapatos de Letizia pasaron desapercibidos. La esposa de Felipe de Asturias escogió unos tacones aguja en un acto celebrado por la mañana, que exigía el uso de calzado discreto.
Por su parte, Felipe eligió el uniforme de gala de del Ejército de Tierra, el mismo que lució el día de su boda. Ha llevado también en el pecho las más destacadas condecoraciones, entre ellas el Toisón de Oro.
Entre los asistentes también estaban los príncipes de Holanda, Guillermo y Máxima, con quienes hablaban los príncipes de Asturias mientras el papa entraba en el Vaticano para empezar con el rito religioso.
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