María Dolores Flores Ruíz o simplemente Lola Flores, nació para brillar dentro y fuera de los escenarios, su energía desbordante y personalidad cautivadora la erigieron como La Faraona.
Habría cumplido 93 años. El talento a flor de piel de María Dolores Flores Ruíz, o simplemente Lola, la erigieron como La Faraona, cuyo natalicio recuerda Google, el gigante del internet don un colorido doodle que nos trae a una Lola en la plenitud de su juventud..
Su potente voz y su derroche de talento para bailar flamenco sobre los escenarios, cautivó a millones dentro y fuera de su país natal. Esta hechizante personalidad generó en 1979, uno de los titulares más ingeniosos en The New York Times, al difundir su actuación en el Madison Square Garden: “No canta ni baila, pero no se la pierdan”. Era Lola de España.
"Sobre el escenario era un terremoto incandescente, un jaleo rebelde, un derrame constante"
(Terenci Moix, escritor catalán )
Nacida en Jeréz de la Frontera, Cadiz en 1923, la temperamental artista habría cumplido 93 años. Su vida transcurrió con la vehemencia que exhibía en los escenarios y aún después de muerte siguió siendo motivos de noticias. Ella es considerada junto a Rocío Jurado e Isabel Pantoja como una de las tres grandes de la copla.
Un vendaval dentro y fuera de los escenarios que alcanzó a su vida amorosa que alimentó con su relación con personajes mediáticos de su época como futbolistas, toreros y compañeros de arte, hasta que llegó el gran amor de su vida: Antonio González Batista, un guitarrista de origen catalán, con el que se casó en 1957.
“El pescailla” como se le conocía a su esposo fue el padre de sus tres hijos (todos cantantes): Antonio, Lolita y Rosario. Lola Flores murió en 1995, a la edad de 72 años, víctima de un cáncer de mama. Su sepelio tuvo olor de multitud, porque se despedía no cualquier cantante, sino a Lola de España.
La tragedia de su partida se extendió, 15 días después murió su hijo; una sobredosis de barbitúricos acabó con su vida.
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