Nuevamente las mentiras de la mucama la meten en problemas pero convence a Peter a que la ayude a fingir que es la dueña de la casa Maldini.
Una mujer requiere los servicios de transporte de Pepe y Tito. Les dice que acaba de llegar del norte y que tiene mucho frío. Los solícitos microbuseros le regalan una frazada y entonces le preguntan hacia dónde va. “Voy a Las Lomas en busca de mi sobrina. Ella ha hecho mucho dinero cuidando niños”, les cuenta.
Pepe y Tito dejan a la mujer norteña en Las Lomas y ella les dice que buscará la dirección de su sobrina por su cuenta. Y así llega a la casa de Los Maldini, toca el timbre y Monserrat le abre la puerta. “¡Sobrina!”, exclama mientras la mucama la mira aterrada a la vez que le cierra la puerta en la cara.
Monserrat sube a la segunda planta totalmente sofocada. “Ahora qué hago. ¡Es mi tía Purita! ¡Y no me puede ver vestida así!”, dice tras lo cual entra al dormitorio de Fernanda y empieza a buscar qué ponerse. Finalmente se decide por una bata de seda estampada en animal print. Se quita el uniforme de mucama, la cofia, se sujeta el cabello en moño y luego baja a abrirle la puerta a su tía.
“¡Tía Purita! ¡Qué sorpresa!”, dice Monserrat. La tía le pregunta acerca de por qué le cerró la puerta. “Es que tengo problemas con esta puerta”, le explica mientras la hace pasar. “¿Deseas beber algo, whisky, gin, vodka, cognac?”, pregunta. “Ay qué tonta. Justo hoy le di permiso a la servidumbre”, añade. “Solo quiero agua sobrina”, dice la tía. “Pero es que hay seis tipos de agua”, dice Monserrat pavoneándose. Entonces justo se abre la puerta que da a los cuartos de servicio y es Peter que estaba por salir a hacer sus quehaceres. Monserrat cierra la puerta de un golpe ante el asombro de la tía Purita.
Monserrat entra al cuarto de Peter y le cuenta que ella le ha contado a su tía y ella a todo Monsefú que ha triunfado en la vida y que ahora es dueña de una mansión en Las Lomas. “Pero por qué tienes siempre que meterte en problemas” le dice pero al final decide ayudarla. El problema será evitar que Madam se entere y que Isabella y Sergio no bajen de su cuarto. Y Luego va a conocer a Purita a quien imagina como una venerable anciana y se queda boquiabierto cuando ve que se trata de una mujer joven.
Pero Peter decide enterar a Francesca del nuevo lío en que se ha metido Monserrat. “¡Pero qué significa esto! ¡Esta chiquita hace lo que le da la gana! ¡Pero esto se acabe apenas me cruce con Monserrat! ¡La voy a desenmascarar!”, dice Madam indignada. Peter le asegura que será solo cuestión de un par de horas y luego la tía se irá.
Peter baja y Monserrat le ordena que le prepare cocteles. Está bebiendo con su tía cuando de pronto Francesca baja totalmente furiosa. “¡Esto se acaba en este momento!”, dice molesta. “¡Monserrat!”, la llama y la mucama la mira con ojos de tristeza y súplica. Súbitamente, las facciones se Francesca se suavizan. “¿Qué va a almorzar la señora?”, le pregunta. Y es que Madam ha decidido asumir el papel de mucama de Monserrat.
Comparte esta noticia