Tras la victoria de Portugal sobre Francia en la final de la Eurocopa 2016, todas las miradas se centraron en Cristiano Ronaldos y las lágrimas que derramó tras lograr su primer título con su selección.
Cristiano Ronaldo vivió una noche de sensaciones encontradas: tuvo que ser sustituido por una lesión en su rodilla izquierda, siendo evacuado en camilla y entre lágrimas, en el minuto 25 de la final de la Eurocopa, pero luego pudo festejar cojenado como campeón, tras la victoria 1-0 de Portugal en la prórroga ante Francia.
Lesionado. Todo había cambiado para él en el minuto 8, cuando recibió un golpe de Dimitri Payet, que le impidió luego continuar en el partido. Pero lo que parecía una noche cruel del destino, un presagio de algo horrible para Portugal, terminó con final feliz para los lusos y para Cristiano, que pudo festejar con sus compañeros, con una rodillera y cojeando visiblemente.
No se rindió. Tras el choque estuvo un tiempo tendido en el suelo, golpeó el césped con la mano con gesto de dolor, pero pudo continuar tras ser atendido por los médicos. En el 17 volvió a ser atendido y estuvo un tiempo fuera del terreno, para que le vendaran la rodilla.
A celebrar. Cristiano apareció entonces, con una rodillera, para seguir esa media hora añadida en el banquillo. Vibró, se levantó, gritó casi como si fuera el seleccionador y lo celebró a lo grande. No saltó de alegría porque no podía, pero no era por falta de ganas.
Revancha. Cristiano Ronaldo, tres veces Balón de Oro (2008, 2013, 2014) y tres veces campeón de Europa de clubes (2008 con Manchester United, 2014 y 2016 con el Real Madrid), sólo había jugado una final de un gran torneo con Portugal antes de este domingo, la perdida en la Eurocopa de 2004.
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