El equipo de todos llega completo, y ganando, al partido más importante de los últimos cuatro años.
Si alguien me proponía – dos días antes- firmar lo que pasó el domingo en el amistoso entre Perú y Nueva Zelanda, lo firmaba a ojos cerrados. Más allá de la “poca brillantez” del triunfo por la mínima de los dirigidos por Ricardo Gareca el objetivo del amistoso se cumplió y de largo.
En el orden de prioridades, lo más importante era que no se sumen lesionados. A pesar del rigor -producto de la torpeza- del cuadro neozelandés, salvo el susto de Marcos López, ni siquiera hubo acciones para considerar. El equipo entendió la finalidad del partido y reguló la intensidad de este. Primer check.
El segundo check aparece recordando lo que tanto se pregonó: “el amistoso se hace para que el equipo agarre ritmo”. Y así fue, jugó casi todo el equipo titular, salvo Luis Advíncula y Renato Tapia. Además, se confirmó el estado de alerta de Pedro Aquino, Marcos López y Aldo Corzo ante cualquier eventualidad. También Christofer Gonzales.
Se ganó. Y no es poco. Por la propuesta conservadora del rival, que nos podría haber hecho un simulacro de lo que pase el lunes 13 de junio. Siempre viene bien una victoria y ayer el marco de gente peruana merecía regresar vencedora a sus casas. Tercer check.
Así formó Perú ante Nueva Zelanda
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