João Marcos Porto Maciel, de 74 años, fue arrestado en un templo de una congregación cristiana fundada por él mismo.
La Policía brasileña arrestó hoy en la ciudad meridional de Caçapava do Sul (Río Grande do Sul) a un expárroco sospechoso de haber cometido abusos sexuales contra por lo menos seis menores de edad desde los años ochenta, informaron fuentes oficiales.
João Marcos Porto Maciel, de 74 años, fue arrestado en un templo de una congregación cristiana fundada por él mismo, después de haber sido excomulgado de la Iglesia católica y expulsado de la Anglicana, según informó la Policía Civil de Río Grande do Sul.
En ese templo, Maciel recibía menores de edad que estaban en situación de "vulnerabilidad social", según un comunicado de la Policía.
Maciel fue arrestado junto a otros dos párrocos que estaban en el templo, fue conducido a la comisaría de Caçapava do Sul y permanecerá arrestado hasta su juicio.
En la operación policial, las autoridades se incautaron de dos armas de fuego, varios ordenadores y dispositivos de almacenamiento de medios, cuyo contenido será analizado posteriormente.
El excura será acusado de dos delitos de violación a personas vulnerables, puesto que las otras cuatro violaciones a menores que se le atribuyen ya han prescrito.
Además se le acusará de prescripción ilegal de drogas ya que, según las investigaciones, dopó a varias víctimas; y del delito de racismo, porque aplicaba "castigos más severos" a los niños negros, según el comunicado.
Las víctimas eran niños que participaban en clases de música y otras actividades desarrolladas en la iglesia, donde convivían con Maciel.
El acusado también convencía a los niños de que las prácticas sexuales eran un "premio" a los mejores alumnos de las clases de música que él impartía.
Una de las víctimas, el empresario Marcelo Ribeiro, escribió un libro en 2011 relatando los detalles de los abusos sufridos por Maciel cuando formaba parte del coro de la iglesia en los años ochenta, cuando tenía entre once y doce años de edad.
Las víctimas tardaron décadas en denunciar a Maciel por vergüenza o por miedo a las amenazas que el propio cura les profería para que no contasen los abusos.
EFE
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