Cambios psicológicos y físicos que sufren las mujeres en la menopausia

El cese de la menstruación determina el fin de la etapa fértil de la mujer. La menopausia es la marca de este período en el que el organismo femenino finaliza su etapa reproductiva. Su sistema reproductivo, valga la redundancia, ya no produce óvulos. Si la menopausia se analiza desde el punto de vista biológico se tiende a ver como el estado físico de la mujer en proceso de envejecimiento.

Esta crisis femenina como muchos la visualizan no es simplemente otra cosa que un cambio fisiológico hormonal que baja los niveles de estrógeno en el organismo femenino y que por consiguiente afecta el aspecto psicológico de la mujer en una nueva etapa de su vida.

La menopausia puede producir alteraciones afectivas y psicológicas relacionadas con la reacción de la mujer frente a la pérdida de la posibilidad de procrear naturalmente.

La menopausia es una etapa de la vida femenina inevitable que para la mayoría resulta liberadora pero que sin embargo para algunas mujeres sigue siendo una oportunidad más para deprimirse.

Los síntomas comunes se extienden desde la simple inestabilidad del humor, con reacciones emotivas desproporcionadas a las causas, hasta una irritabilidad permanente con explosiones de violencia que sobrevienen ante la menor contrariedad.

Los trastornos de la sexualidad y de la afectividad suelen ser comunes. Puede darse tanto un aumento de la libido como una disminución, que indica más bien motivos psicológicos que fisiológicos.

Por lo general, las personas con antecedentes de depresión son las que comienzan a decaer frente a los primeros trastornos, presentando cuadros de ansiedad, que se manifiestan con un estado de inestabilidad y agitación; angustia, hipocondría, con síntomas como palpitaciones, pruritos, dolores migratorios, trastornos digestivos y urinarios; insomnio, falta de memoria y depresión.

Si bien es cierto que no todos estos síntomas se presentan durante la menopausia, en algunas mujeres los síntomas son mayores que en otras. Dentro de los síntomas físicos y ginecológicos más comunes se encuentran: sudores nocturnos inexplicables, alteraciones en el estado de ánimo, disminución en el apetito sexual, infecciones urinarias frecuentes, sequedad vaginal y relación sexual dolorosa, incontinencia urinaria, envejecimiento de la piel por falta de elasticidad, osteoporosis e incluso enfermedades cardiovasculares.

INVITADO: DR. NAPOLEÓN PAREDES – MÉDICO GINECÓLOGO Y DIRECTOR MÉDICO DE LA CLÍNICA ISAFEM
FONO: 421-0979

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