El diseñador italiano presentó en la Semana de la Moda de Milán una colección otoño-invierno de líneas rectas y colores oscuros.
El diseñador italiano Roberto Cavalli dejó claro que no es el momento del romanticismo y presentó en la Semana de la Moda de Milán una colección otoño-invierno de líneas rectas, colores oscuros, y tachuelas y cremalleras para una mujer guerrera y enfadada.
Cavalli olvidó sus fantasiosos colores y prendas vaporosas y los sustituyó por el cuero, la piel, prendas elásticas y todo exclusivamente en colores grises, metálicos o negros.
Todas las prendas se cubren con tachuelas, chinchetas y cremalleras, que recuerdan al estilo punk de los 80, aunque el diseñador aseguró que no se había inspirado en aquellos años, y que dan una imagen de mujer dura.
Los vestidos siempre cortísimos muestran las piernas cubiertas por medias de piel y cuero, aunque la verdadera novedad en los desfiles de Milán y que Cavalli propuso en infinitas versiones son las botas-pantalón en todos los tejidos posibles, desde el cuero al terciopelo y que terminan en tacones altísimos.
Las faldas y las cazadoras, también cortísimas, parecen brillantes armaduras y como guerreras de otros tiempos las mujeres se cubren con capas y botas revestidas con pieles.
Mientras que los vestidos de noche abandonan el lujo y se convierten en sencillas túnicas transparentes, pero sin mostrar el cuerpo desnudo, que viene cubierto por sencillos maillots.
Contra las mujeres guerreras de Cavalli desfilaron las mujeres misteriosas y seductoras de la casa Salvatore Ferragamo.
La diseñadora de Ferragamo, Cristina Ortiz, propuso una colección con todas las versiones del rojo como protagonista y símbolo, no del romanticismo, sino de la pasión.
Desde el rosa al color berenjena, la firma Ferragamo presentó vestidos de corte complicado, llenos de pinzas, formas geométricas y exageradas hombreras.
La mujer de Ferragamo también osa mostrando su cuerpo faldas largas de tejidos velados y corpiños de organdí transparente.
La colección firmada por la diseñadora italiana Veronica Etro presentó prendas menos étnicas y más sofisticadas de lo normal tomando como inspiración los colores de los mosaicos bizantinos.
Etro combina diseños realizados con tejidos tan diferentes como las pieles y la seda, o los flecos y las lentejuelas, tanto en los pantalones, vestidos o abrigos.
Los pantalones son anchos y terminan debajo de las rodillas y se acompañan de casacas decoradas con pieles y tonos bronce o dorados y los vestidos de noche se convierten ligeras y vaporosas túnicas de colores calientes.
- EFE-
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