En el Día de todos los Santos miles visitaron el Cementerio El Ángel en el centro de Lima para recordar a sus seres queridos. No faltaron las flores, la comida y la música.
Como siempre al ser querido no solo hay que recordarlo sino también encontrarlo, eso hicieron miles de personas que llegaron desde muy temprano al Cementerio El Ángel para participar de esta tradición en el Día de todos los Santos.
Algunos no podían encontrar la lápida o el nicho de su familiar, otros no pudieron viajar a provincias, para todos ellos una gran cruz ubicada a un lado del ingreso del cementerio les permitió cumplir con el homenaje respectivo.
Una señora pidió que haya la orientación adecuada por parte del personal del cementerio para poder llegar al lugar donde está su familiar, las enormes dimensiones del sitio hacen imposible encontrar al ser querido.
Pese a que está prohibido ingresar al campo santo con instrumentos musicales, muchos se las ingeniaron para recordar con baile y canto al que ya no está. Una festiva orquesta entonaba huaynos ancashinos mientras que en otro pabellón un señor recordaba a su abuelo con algunos temas típicos de Cajamarca.
Las flores salían como pan caliente, algo que fue aprovechado por los comerciantes para elevar su precio. En muchos casos más del cincuenta por ciento. Lo que más salía los geranios, las rosas y los pompones.
El pan y la comida, además de una infinidad de productos de todo tipo se vendían fuera y dentro del cementerio, el lugar quedó pequeño para tanta gente.
Así se vivió el Día de todos los Santos en El Ángel, una jornada de búsqueda y reencuentro, de dolor, pero también de grato recuerdo.
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