Según los medios chinos, los manifestantes se reunieron en el centro de Jiangmen por la mañana, cerca de los edificios gubernamentales de la ciudad.
Las autoridades chinas cancelaron hoy la construcción de una planta de uranio en la provincia de Cantón, en el sur de China, después de que ayer cientos de personas protagonizaran una manifestación contra este proyecto.
La cancelación del proyectado parque industrial de Longwan financiado por la Corporación Nacional Nuclear China, y ubicado localidad en la ciudad de Heshan fue anunciada esta mañana por las autoridades municipales de Jiangmen y por fuentes de la compañía a través de la agencia Xinhua.
La planta de 30 hectáreas, con una inversión total de 37.000 millones de yuanes (6.024 millones de dólares, 4.487 millones de euros), iba a levantarse a 100 kilómetros de Hong Kong y su principal tarea era procesar uranio para luego generar combustible nuclear.
Ayer, a un día de cumplirse el plazo para que los ciudadanos expresen su opinión respecto a la construcción de la planta, cientos de personas se echaron a las calles de Jiangmen para protestar contra el proyecto de la localidad cercana.
Según los medios chinos, los manifestantes se reunieron en el centro de Jiangmen por la mañana, cerca de los edificios gubernamentales de la ciudad que, al parecer, esperaban la protesta y estaban rodeados de cordones policiales.
"Jiangmen no quiere radiación", "Aunque muramos protestamos contra la radiación", "queremos vivir", apuntaban los carteles de los manifestantes, según las fotos publicadas por algunos internautas chinos desde esa localidad.
No es la primera vez que las manifestaciones chinas logran paralizar proyectos de este tipo, como la fábrica de papel japonesa cuya construcción estaba prevista en la provincia oriental de Jiangsu y que también fue cancelada tras las protestas.
El caso de la ciudad de Kunming -en la provincia de Yunnan al sur de China y de reconocida belleza natural-, fue también uno de los más destacados cuando en mayo cientos de personas se concentraron durante varios días para protestar contra la construcción de una planta petroquímica en una localidad cercana.
El daño al medio ambiente es una de las grandes preocupaciones de la ciudadanía china y motiva cada vez más concentraciones populares.
A través de estas protestas, los chinos tratan de poner límites al rápido y "desmedido" crecimiento del país que, en los últimos años, ha causado una fuerte contaminación del aire y del agua en muchas ciudades como la capital, Pekín.
Un informe reciente de Greenpeace aseguró que los altos niveles de polución atmosférica causaron en 2012 unas 8.500 muertes prematuras tan sólo en las ciudades de Pekín, Shanghái, Cantón y Xian.
EFE
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