Aunque fue un sonoro fracaso en taquilla, el filme fue candidato a nueve Óscar, incluido el de mejor película, mejor actor y mejor director.
El castillo Hearst, ubicado en las colinas de San Simeón, en California, recupera hoy el brillo y el glamur de que hizo gala entre 1920 y 1930 para acoger por primera vez la proyección de "Citizen Kane" (Ciudadno Kane), la obra maestra de Orson Welles basada en el magnate William Randolph Hearst.
Welles estrenó la película en 1941, diez años antes del fallecimiento de Hearst, fundador de uno de los más grandes imperios empresariales de la prensa norteamericana, cuyos esfuerzos por evitar que la obra viera la luz fueron en balde.
De nada sirvió que sus rotativos censuraran cualquier tipo de publicidad relacionada con la cinta, que sus socios en Hollywood trataran de comprar los rollos de la película para quemarlos a continuación, o que desde la oficina del FBI se pusiera en marcha una investigación sobre Welles que duró una década.
Aunque fue un sonoro fracaso en taquilla, el filme fue candidato a nueve Óscar, incluido el de mejor película, mejor actor y mejor director (ambos para Welles), pero sólo obtuvo el de mejor guion original, un reconocimiento compartido por el cineasta con Herman J. Mankiewicz.
Ahora, 71 años después, "Citizen Kane" se verá en la mansión de Hearst con el visto bueno de su familia, en un evento cuyas entradas cuestan 50 dólares y al que acudirán algunos nombres ilustres de Hollywood, por el momento no desvelados por la organización.
El acto recordará así aquellas veladas de tiempos pasados en las que celebridades como Charlie Chaplin, Gary Cooper, Joan Crawford, Errol Flynn, Carole Lombard, Clark Gable, Greta Garbo o Cary Grant paseaban a sus anchas y disfrutaban del cálido clima californiano.
La iniciativa es parte del festival de cine internacional de San Luis Obispo, una idea que comenzó como una broma, según admitió su directora, Wendy Eidson.
"Lancé la idea de proyectar "Citizen Kane" en el castillo como una broma, pero no se rieron. Me quedé un poco anonadada", explicó Eidson al diario Los Angeles Times.
Steve Hearst, bisnieto del magnate, explicó que la película de Welles se presentará como una obra de ficción, y no como un documental sobre la vida del patriarca.
"Es una gran oportunidad para marcar las diferencias entre W.R (como él llama a su bisabuelo) y Orson Welles, y entre el castillo medieval y de aspecto lúgubre que aparece en la película, y el precioso, luminoso y arquitectónicamente espléndido que existe en la realidad", afirmó.
La película cuenta la historia de Charles Foster Kane, un ambicioso multimillonario dueño de un imperio de medios de comunicación, con ambiciones políticas insaciables y obsesionado con la construcción de su palacio "Xanadú" con monumentos y reliquias compradas en Europa; unas características que describen a grandes trazos la vida de Hearst.
La mansión real, llamada originalmente por Hearst "La Cuesta Encantada" y diseñada por Julia Morgan, es un suntuoso edificio con casi 180 habitaciones cuyas torres se inspiran en las de la catedral de Ronda (Málaga) y en cuya construcción empleó este multimillonario más de veinte años y gran parte de su enorme fortuna.
Situado en la costa central californiana y a medio camino entre Los Ángeles y San Francisco, el castillo Hearst se erige majestuoso a unos 500 metros del nivel del mar, rodeado por palmeras y extensos terrenos frente a una zona repleta de acantilados.
Desde 1958, fecha en el que fue legado al estado de California, está abierto al público y, con el paso de los años, se ha convertido en una de las principales atracciones turísticas de la zona.
Todo ello gracias a su vasta colección de arte, que incluye esculturas de la antigüedad, fachadas de templos romanos para sus dos gigantescas piscinas, techos musulmanes traídos desde España, chimeneas góticas y tapices flamencos.
Hearst nunca vio "Citizen Kane". Incluso recibió una propuesta de Welles para verla, como reveló éste en una entrevista con el director Peter Bogdanovich en 1969, cuando se encontraron en un ascensor la noche del estreno de la cinta en San Francisco.
El magnate hizo oídos sordos. Calló.
"La película le puso enfermo", reconoció su bisnieto Steve Hearst. "Probablemente no estaría muy contento con esto", añadió.
EFE
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