Comprometámonos a defender la vida desde la concepción

El Arzobispo de Lima mencionó que existen agendas extranjeras que pretenden engañar a la población para permitir el aborto terapéutico en nuestro país y buscan impulsar la aprobación del protocolo de una ley que acabaría con la vida de una criatura.

“Hoy, la medicina consigue operar dentro del vientre de la madre a esos fetos cuando tienen dificultades. El hecho de que haya una violación no justifica que haya un delito mucho peor que es el asesinato de la criatura”, señaló.

“Que se instale un sistema para que en aquellos casos en donde la madre no puede atender a la criatura sea recibida por una institución. Pero no vayamos por ese facilismo de las organizaciones como Manuela Ramos o Flora Tristán que obedecen a una inversión económica para impulsar el aborto en los países del mundo”, prosiguió.

Comentó también que el aborto jamás podrá ser aceptado por la civilización, por la humanidad, ya que un pueblo y una sociedad que admite eliminar la vida empieza una serie de problemas que no tienen fin.

“Se habla de grandes tareas para la seguridad ciudadana, pero hagamos una tarea para la seguridad en el vientre de la madre, para que haya la tranquilidad de que ese embrión tenga seguridad de vivir”, expresó.

Del mismo modo, resaltó que la Iglesia saca la bandera de la paz para proteger a los más indefensos, dándole voz a los que no tienen voz; y animó a los políticos, ministros y legisladores a defender la vida desde su concepción.

“Espero que la ministra de la Mujer, con toda franqueza, defienda la vida… El presidente Humala cuando tuvimos la reunión previa a la primera vuelta electoral se comprometió a defender la vida desde el momento de la concepción.  Yo no estoy en polémicas con nadie, pero al saber que antes de tener un poder político se compromete a defender la vida, es importante honrar la palabra”, exhortó.

En otro momento, el Cardenal Cipriani destacó la labor que realizan en el Hogar de la Paz de las Hermanas Misioneras de la Caridad y en la Casa de acogida Santo Toribio de Mogrovejo, donde existen religiosas y colaboradores que ayudan a niños discapacitados, a personas abandonadas y necesitadas, demostrando una mayor dimensión de la solidaridad y amor a los demás.

“Ayudar a los demás hace mucho bien a ellos y a nosotros, porque nos da una dimensión de mucho mayor respeto y cariño a esta vida que Dios nos ha dado. Creo que en ese sentido el ejemplo de ver a la Iglesia comprometida en querer a pobres, enfermos y humildes, hace de nuestra vida una misión bonita”, reflexionó.

Finalmente envió una bendición especial para las familias para que se mantengan unidas, para las mamás y para los niños que están en los vientres de sus madres.