Huido desde 1995, se le atribuyen varios asesinatos. Permanecerá en prisión preventiva hasta el día 30.
El presunto etarra Raúl Fuentes Villota, acusado de intentar asesinar a un policía con una bomba lapa, fue detenido hoy en la ciudad británica de Liverpool tras 17 años huido de la Justicia española.
Al rechazar hoy ante un juez de Londres su entrega a la Justicia española, Fuentes Villota ingresó en una prisión de alta seguridad de la capital británica a la espera de que se celebre un proceso de extradición, que podría durar meses.
El arresto de Raúl Fuentes, de 46 años, se produjo a las 07.05 GMT por parte de la policía británica en colaboración con las autoridades españolas y después de que el pasado junio la Audiencia Nacional dictara una orden europea de detención y entrega.
El presunto etarra, que según fuentes del Ministerio del Interior residía en el Reino Unido con una identidad falsa, compareció horas después de su arresto ante la Corte de Magistrados de Westminster en Londres y, en una breve vista, confirmó su nombre y fecha de nacimiento, y rechazó el ser extraditado a España.
El juez, que fijó para el 30 de noviembre la próxima comparecencia del acusado ante ese tribunal, escuchó por parte de la fiscal que actúa en representación de España las acusaciones que recaen contra el presunto etarra, que incluyen el intento de asesinato de un policía.
La fiscal reveló que, según la orden de arresto de la Audiencia Nacional, Fuentes Villota ingresó en la organización terrorista ETA en 1990 y se le acusa de haber recibido "entrenamiento y acceso a material explosivo".
Además, la orden señala que el presunto etarra fue detenido en 1991 junto a Juan María San Pedro Blanco y Germán Urízar de Paz, todos ellos considerados miembros del comando "Matalaz", cuando se disponían a colocar un artefacto explosivo en los bajos del vehículo de un policía en la localidad vasca de Barakaldo.
Según reveló la fiscal, la detención se produjo tras un tiroteo con la policía aunque, a diferencia de sus dos compañeros, Fuentes Villota no opuso resistencia y dejó su arma encima del capó del coche que manipulaban.
EFE
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