Se trata de los restos de dos policías y ocho civiles que habían desaparecido a manos de guerrilleros y paramilitares en varias acciones cometidas entre 1989 y 2004.
La Fiscalía colombiana entregó hoy a sus familiares en Medellín los restos de dos policías y ocho civiles que habían desaparecido a manos de guerrilleros y paramilitares en varias acciones cometidas entre 1989 y 2004.
Entre las osamentas estaban las de dos mujeres, entre ellas una menor de edad, según precisó la entidad judicial, que en 2008 inició una campaña de búsqueda de desaparecidos que ha permitido el hallazgo, en fosas comunes, de más de 3.200 restos.
Un portavoz de la sección de la Fiscalía General en Medellín precisó a Efe por teléfono que algunas de las víctimas fueron desaparecidas y asesinadas por las guerrillas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Ejército de Liberación Nacional (ELN) y Ejército Popular de Liberación (EPL, disuelto en 1991).
Otras corrieron la misma suerte a manos de los bloques paramilitares Cacique Nutibara y Centauros, de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), organización que se desarticuló en 2006 con el desarme de más de 31.000 miembros.
La fuente precisó que tres de los casos son de responsabilidad del EPL: son los del campesino Juan de Dios Ramírez Correa y los policías Ovidio Hurtado Gutiérrez y Antonio Cárdenas Sabogal.
El campesino desapareció en 1984 en Quinchía, localidad del departamento de Risaralda (oeste), tras haber caído en manos de rebeldes que lo acusaron por cometer hurtos en la región.
Mientras, los uniformados fueron retenidos por los insurgentes en diciembre de 1989, en la zona rural de la población de Mistrató, también en Risaralda.
Los policías se habían desplazado a las montañas en una motocicleta y vestidos de civil para verificar la presencia de guerrilleros en el área, por orden de su superior.
Uno de ellos fue reconocido por un insurgente, dijo la fuente de la Fiscalía, y apuntó que los rebeldes "los torturaron, mataron y enterraron en la vereda (paraje rural) La María", de Mistrató.
En el caso de la menor de edad, por petición de familiares, sus restos fueron entregados en la misma jornada, pero de manera separada.
La osamenta de la otra mujer, de nombre Alba Nora Caro, fueron recibidos por su madre, Luz María Montoya, quien solo puede desplazarse en silla de ruedas.
La anciana dijo que su hija desapareció en la zona rural de la población de Vegachí, en el departamento de Antioquia (noroeste), en agosto de 1993, a manos del ELN.
Entre los civiles hombres está el caso del taxista Edison Alexander Ospina, desaparecido por paramilitares del Bloque Cacique Nutibara en Medellín (noroeste), en octubre de 2002.
Otros de los restos fueron exhumados en el Meta, departamento en el que actuaba el Bloque Centauros, según precisó la Fiscalía General, que los entregó previa su plena identificación.
Algunas organizaciones no gubernamentales (ONG) calculan en más de 50.000 el número de desaparecidos en Colombia, muchos por efecto del conflicto armado interno de casi medio siglo que afronta el país.
EFE
Comparte esta noticia