´Contracorriente´ puso al público en pie para emoción de todo el equipo de esta cinta en la que también participan Colombia, Alemania y Francia.
Dos películas, la peruana "Contracorriente", de Javier Fuentes-León, y la uruguaya "El cuarto de Leo", de Enrique Buchichio, fueron recibidas con aplausos en el Festival de San Sebastián por sus complementarias visiones sobre la todavía difícil asunción de la homosexualidad en Latinoamérica.
"Contracorriente", estrenada mundialmente en la sección Horizontes Latinos, puso al público en pie para emoción de todo el equipo de esta cinta en la que también participan Colombia, Alemania y Francia.
Su director, Javier Fuentes-León, de origen peruano y afincado en Los Ángeles, no pudo contener la emoción ante la ovación que ha provocado una historia que había escrito ya en 1997 en forma de obra de teatro y que aborda el amor entre un hombre casado que espera un hijo y un artista en una pequeña localidad de la costa de Perú.
"Contracorriente", a pesar de presentarse en un país como España especialmente avanzado en la cuestión de los derechos de los homosexuales, convenció por el emocionante retrato de sus personajes y por introducir el conflicto de compatibilidad de esta orientación sexual con la adhesión a la religión católica.
"En Perú y en Latinoamérica en general, es un tema que era importante poner sobre la mesa. Probablemente allí haya mucha gente que se salga del cine, pero creo que a su vez será una cinta muy útil", reconoció el director a Efe.
También afirmó que se siente esperanzado de que "en Latinoamérica, la gente es machista de la boca para fuera", pero está abierta a entender una relación de amor homosexual.
"Era fundamental que se mostrara el gran amor que viven los personajes para conseguir arrastrar al público en su historia, conseguir su empatía", señaló.
También subrayó la importancia que dio a "no mostrar una iglesia castrante y antagonista", explicó.
"Muchos de los curas no opinan igual que el dogma y no quería caer en el cliché del cura malo", puntualizó.
Con actores de renombre en Latinoamérica como Cristian Mercado y Manolo Cardona, el cineasta se atreve a lanzar su alegato contra la intolerancia a un público mayoritario, algo que en Perú no se había realizado desde "No se lo digas a nadie", de Francisco Lombardi, en 1998.
Finalmente, Tatiana Astengo, como tercer vértice del triángulo amoroso, consideró que "a veces, cuando no hay mucha información también hay menos prejuicios, y para ella (su personaje), que su marido sea homosexual es lo mismo que si fuera marciano", por lo que su rechazo por la infidelidad no es muy distinto que si la hubiera cometido con una mujer.
"El cuarto de Leo" se presentó en Zabaltegi Nuevos Directores y se centra en una sociedad más tolerante, la de Montevideo, pero no quita hierro a la autocensura que sufre el joven del título ante su despertar sexual en la tendencia no mayoritaria.
Con un reparto formado por Martín Rodríguez y Gerardo Begerez, muestra con placidez, combinando humor y dramatismo con buena música de pop alternativo local, el proceso en el que el protagonista comienza a descubrirse entre las cuatro paredes de su habitación.
Poco a poco, Leo comenzará a llamar a las cosas por su nombre y a reconocer que su impulso hacia ese chico al que quiere llamar amigo no es una excepción, sino la expresión natural de su condición de homosexual.
EFE
"Contracorriente", estrenada mundialmente en la sección Horizontes Latinos, puso al público en pie para emoción de todo el equipo de esta cinta en la que también participan Colombia, Alemania y Francia.
Su director, Javier Fuentes-León, de origen peruano y afincado en Los Ángeles, no pudo contener la emoción ante la ovación que ha provocado una historia que había escrito ya en 1997 en forma de obra de teatro y que aborda el amor entre un hombre casado que espera un hijo y un artista en una pequeña localidad de la costa de Perú.
"Contracorriente", a pesar de presentarse en un país como España especialmente avanzado en la cuestión de los derechos de los homosexuales, convenció por el emocionante retrato de sus personajes y por introducir el conflicto de compatibilidad de esta orientación sexual con la adhesión a la religión católica.
"En Perú y en Latinoamérica en general, es un tema que era importante poner sobre la mesa. Probablemente allí haya mucha gente que se salga del cine, pero creo que a su vez será una cinta muy útil", reconoció el director a Efe.
También afirmó que se siente esperanzado de que "en Latinoamérica, la gente es machista de la boca para fuera", pero está abierta a entender una relación de amor homosexual.
"Era fundamental que se mostrara el gran amor que viven los personajes para conseguir arrastrar al público en su historia, conseguir su empatía", señaló.
También subrayó la importancia que dio a "no mostrar una iglesia castrante y antagonista", explicó.
"Muchos de los curas no opinan igual que el dogma y no quería caer en el cliché del cura malo", puntualizó.
Con actores de renombre en Latinoamérica como Cristian Mercado y Manolo Cardona, el cineasta se atreve a lanzar su alegato contra la intolerancia a un público mayoritario, algo que en Perú no se había realizado desde "No se lo digas a nadie", de Francisco Lombardi, en 1998.
Finalmente, Tatiana Astengo, como tercer vértice del triángulo amoroso, consideró que "a veces, cuando no hay mucha información también hay menos prejuicios, y para ella (su personaje), que su marido sea homosexual es lo mismo que si fuera marciano", por lo que su rechazo por la infidelidad no es muy distinto que si la hubiera cometido con una mujer.
"El cuarto de Leo" se presentó en Zabaltegi Nuevos Directores y se centra en una sociedad más tolerante, la de Montevideo, pero no quita hierro a la autocensura que sufre el joven del título ante su despertar sexual en la tendencia no mayoritaria.
Con un reparto formado por Martín Rodríguez y Gerardo Begerez, muestra con placidez, combinando humor y dramatismo con buena música de pop alternativo local, el proceso en el que el protagonista comienza a descubrirse entre las cuatro paredes de su habitación.
Poco a poco, Leo comenzará a llamar a las cosas por su nombre y a reconocer que su impulso hacia ese chico al que quiere llamar amigo no es una excepción, sino la expresión natural de su condición de homosexual.
EFE
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