Se espera que las labores de instalación del sistema antitsunami en la costa este nipona terminen en torno a marzo de 2015, en un trabajo que se dividirá en seis etapas.
El Gobierno de Japón ha comenzado la instalación de un sistema subacuático de sismómetros en la costa este del archipiélago, devastada por el maremoto de 2011, para realizar detecciones más rápidas y precisas de un tsunami.
El proyecto, valorado en 32.000 millones de yenes (249 millones de euros o 319 millones de dólares) y promovido por el Ministerio nipón de Educación y Ciencia, prevé la instalación de 5.700 kilómetros de cables cilíndricos en los que se colocan los sismómetros, precisa hoy el diario Yomiuri.
El sistema contará con cerca de 150 puntos de observación repartidos por la costa japonesa que serán capaces de percibir, a través de sensores de presión hidráulica, cambios que puedan anticipar la llegada de un tsunami.
El mecanismo fabricado por la empresa nipona NEC, especialista en sistemas de comunicación submarinas, comenzó a instalarse el martes en aguas de la península Boso (en la prefectura de Chiba, al este de Tokio).
Según el diario, se espera que las labores de instalación del sistema antitsunami en la costa este nipona terminen en torno a marzo de 2015, en un trabajo que se dividirá en seis etapas.
Se trata de una medida de prevención adicional puesta en marcha por el Ejecutivo nipón tras el devastador terremoto de 9 grados en la escala Richter y posterior tsunami que en marzo de 2011 arrasó el noreste nipón más de 18.500 muertos o desaparecidos y cuantiosos daños materiales.
Al margen de este sistema subacuático, la Agencia nipona de Meteorología anunció el pasado año la instalación de sismómetros en 3 localizaciones en el mar, a 400 kilómetros de la costa noreste del país, para transmitir mediciones vía satélite y alertar también en caso de que se produzca un terremoto o tsunami.
Japón se asienta sobre el llamado "Anillo de Fuego del Pacífico" y sufre terremotos con relativa frecuencia, por lo que las normas de construcción son muy estrictas y hay rigurosos protocolos de emergencia.
EFE
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