Cuando una madre se entera que el hijo que lleva en el vientre nacerá con algún tipo de discapacidad, se asusta, se siente culpable y deprime.
El nacimiento de un bebé de forma prematura o con algún tipo de riesgo constituye un momento de crisis, por lo que es importante que los padres reciban una terapia sicológica para poder superar este trance y no descuidar la atención que deben darle al recién nacido. La madre es quien más requiere de este soporte pues es separada de su bebé abruptamente ante este tipo de riesgos. Seguramente ella no pensaba pasar por este trance y el vínculo que estaba iniciando con el niño se convierte en un vínculo fragil. Y este aspecto es que se debe cuidar.
Es importarte la intervención psicológica para que la madre se acerque al bebé y para que la separación física no genera una separación de afecto. Por eso promovemos que la madre pueda ver al niño en la incubadora, lo toque y lo reconozca como hijo. Nuestra intervención profesional apuesta a la palabra y a darle soporte emocional a la madre para crear un ambiente donde ella pueda expresar sus emociones.
Para un bebe también es importante que la madre le hable así reconocerá la voz, la misma voz que le hablaba cuando él estaba en el vientre de su progenitora. Eso fortalecerá su lado emocional y ayudará a su recuperación. Dependiendo del caso médico del bebé, es importante el contacto físico de las madres con los bebés. Incluso, si el médico así lo permite puede dejar unos momentos la incubadora para estar en los brazos de su madre.
Milagros Garay Miembro de la asociación civil Tejiendo Lazos
Especialista en Psicoanálisis con Niños de la Escuela Argentina de Psicoterapia para Graduados (Buenos Aires, Argentina),
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