Algunos después del Holocausto, vivían el número como una vergüenza, lo escondían, nunca vestían manga corta.
Alrededor de 4.000 supervivientes del Holocausto tienen aun en su brazo izquierdo los números con los que los nazis los marcaron como a animales. Para que la abominación no se olvide cuando desaparezcan, algunos de sus descendientes se tatúan hoy la misma cifra en su propia piel.
Algunos, sobre todo en los años inmediatamente después del Holocausto, vivían el número como una vergüenza, lo escondían, nunca vestían manga corta.
Otros le cogieron cariño, era la prueba de su heroísmo, de su resistencia y fuerza, y algunos lo usan como contraseña de su caja fuerte.
Unos lo muestran con orgullo, incluso con arrogancia y disfrutan enseñándolo de forma provocadora cuando viajan a Alemania.
Controvertido y desgarrador, con su significado de supervivencia pero, también, de muerte, este potente símbolo ha empezado, sorprendentemente, a prolongar su vida en la piel de las nuevas generaciones
EFE
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