El fabricante de automóviles italiano fue criticado por causar daños en un sitio histórico al promocionar uno de sus vehículos.
La conducción, con derrapes incluidos, de un Ferrari encima de una muralla de China con más de 600 años de historia, en un acto de promoción, ha causado las iras de vecinos, turistas y autoridades, obligando a la marca italiana a pedir disculpas públicas, informaron hoy los medios del país asiático.
La polémica se produjo en la llamada Zhonghua Men ("Puerta de China"), antaño entrada sur de las murallas que rodeaban la ciudad de Nankín, en el este del país, explicó la televisión provincial de Jiangsu, de la que es capital la mencionada localidad.
El Ferrari, modelo 458, ascendió a la muralla por las rampas que antaño servían a soldados para apostarse en las almenas, y por la noche un conductor efectuó varios derrapajes que se grabaron en video y fueron difundidos en internet, generando las iras de muchos ciudadanos chinos.
"Es un sitio público e histórico, no sé por qué se usa como si fuera un salón del motor", señalaba a las cámaras de la televisión provincial una turista, mientras el subdirector de turismo local, Jin Jiechun, culpaba de ello a los responsables de cuidar el monumento.
"Han sido gravemente criticados, ya que no estaban autorizados a hacer lo que han hecho, y han pedido perdón", señaló Jin.
La oficina central de Ferrari en China, por su parte, ofreció sus "profundas disculpas" y asegurando, no obstante, que el responsable era una distribuidora de la marca -Kuaiyi Automobile- a la que no había autorizado a llevar a cabo tal promoción.
Esta pretendía conmemorar los 20 años de presencia de Ferrari en el gigante asiático, pero parece que la mayor huella que va a dejar en los ciudadanos es la de los neumáticos del vehículo en lo alto de la muralla, ya que los funcionarios de mantenimiento del monumento se han visto incapaces de borrarla por ahora.
La muralla fue erigida en los comienzos de la dinastía Ming (1368-1644), que inicialmente tuvo su capital precisamente en Nankín, aunque monarcas posteriores trasladaron la sede imperial a Pekín muy poco después.
EFE
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