Terciopelos y sedas estampadas con flores estilo romántico ´vintage´ se mezclaron en vestidos, faldas y blusas con los tweeds, lanas y espiguillas de chaquetas y abrigos
La Semana de la Moda de Nueva York cerró hoy sus puertas con los desfiles de dos grandes de la moda estadounidense, Ralph Lauren y Francisco Costa para Calvin Klein, y de los diseñadores españoles Trías y Davidelfin.
Ralph Lauren, fiel a sí mismo, presentó una figura muy femenina para el próximo invierno en las tonalidades más profundas de los marrones, verdes y grises antracita, combinados en ocasiones con burdeos, esmeraldas y amatistas.
Los terciopelos y las sedas georgette estampadas con flores estilo romántico "vintage" se mezclaron en vestidos, faldas y blusas con los tweeds, lanas y espiguillas de chaquetas y abrigos, con un corte muy masculino, aligerado por los complementos, como bufandas en pieles y maxibolsos, algunos también con impresiones animales.
El diseñador estadounidense refrescó el "look" de sus clásicas chaquetas de tweed y cheviot mezclándolas con faldas de volantes en chifón y con jerseys de lana cachemire, para acabar mezclando la ciudad y el campo.
Para la noche el estadounidense se volcó en el negro y en la utilización de vaporosas telas como sedas y chantilly, que adornó con pedrerías, además de utilizar evocadores nombres parisinos como Saint Germain, Montparnasse o Le Marais para nombrar algunos de sus diseños.
Los seguidores de la pasarela neoyorquina pasaron después a las propuestas del español Joaquín Trías, quien por segunda vez presentó sus ideas en Manhattan, en esta ocasión basadas en el concepto de la verticalidad y de las líneas rectas reforzadas por el movimiento.
"Es una superposición de tablas rectas en el cuerpo de la mujer, en la parte delantera, y los laterales van totalmente adaptados y todo está hecho en un solo patrón", explicó Trías durante una entrevista con Efe. El sentido de la proporción retornó a esta segunda colección de Trías, en la que el diseñador buscó que la paleta de colores fuera lo más cercana a la naturaleza que le inspiró "la verticalidad de los árboles en un bosque", según explicó él mismo.
Ocres, rojos, marengos, grises claros, verdes, marrones, azules muy oscuros y negros fueron los colores de una colección urbana en la que abundaron faldas y vestidos de cintura alta y marcada. Davidelfin comenzó su desfile en Bryant Park con su modelo fetiche, Bimba Bosé, y el amarillo fuerte, que en esta ocasión ha inspirado su colección.
La elaboró con las notas que tomó del libro "Psicología del Color" de Eva Heller, en especial sobre el amarillo, combinado con los colores de siempre, blanco, gris y negro, incluidos los cuadros.
"Estoy enganchado al tema del color. La vez anterior había muchos tonos verdes y ahora estoy apostando por el amarillo y por el rosa", dijo a Efe Delfín, que propuso un hombre vestido de gris con pantalones shorts y leggings amarillos, además de colocarles en la cintura plisados o medias chaquetas cosidas a esa prenda.
El broche final de esta pasarela lo puso el brasileño Francisco Costa para Calvin Klein, quien fiel al minimalismo con clase y a la sofisticación presentó "una colección sencilla y directa, para conseguir un resultado muy icónico", dijo el diseñador a Efe.
Tomó los tonos blancos que evolucionan a los grises plateados, azules marinos, tonos piedra y negros en tejidos, como sedas, lanas cachemires o crepes, algunos de ellos con tratamientos técnicos para darle un efecto luminoso.
En su pasarela, para la que el artista Carsten Nicolai compuso especialmente la música e ideó la iluminación, estuvieron presentes algunas de las grandes modelos de los noventa como Kristen McMenamy, Stella Tennant y Kirsty Hume.
"En los últimos cuatro años he intentado cambiar la elección de las modelos, pero nunca había pasado. Lo que me preocupaba es que mis clientas no son adolescentes, sino mujeres. Y creía que había una desconexión entre las modelos que usábamos y nuestro público", señaló el creativo.
Casi cien estilistas pasearon por las pasarelas de Bryant Park sus muy variadas propuestas para el próximo invierno y muchos de ellos asistirán al nuevo escenario que tendrá la moda en Estados Unidos, el entorno del Damrosch Park, cerca del Centro Lincoln, en donde se celebrará la próxima Semana de la Moda de Nueva York, en septiembre próximo.
EFE
Ralph Lauren, fiel a sí mismo, presentó una figura muy femenina para el próximo invierno en las tonalidades más profundas de los marrones, verdes y grises antracita, combinados en ocasiones con burdeos, esmeraldas y amatistas.
Los terciopelos y las sedas georgette estampadas con flores estilo romántico "vintage" se mezclaron en vestidos, faldas y blusas con los tweeds, lanas y espiguillas de chaquetas y abrigos, con un corte muy masculino, aligerado por los complementos, como bufandas en pieles y maxibolsos, algunos también con impresiones animales.
El diseñador estadounidense refrescó el "look" de sus clásicas chaquetas de tweed y cheviot mezclándolas con faldas de volantes en chifón y con jerseys de lana cachemire, para acabar mezclando la ciudad y el campo.
Para la noche el estadounidense se volcó en el negro y en la utilización de vaporosas telas como sedas y chantilly, que adornó con pedrerías, además de utilizar evocadores nombres parisinos como Saint Germain, Montparnasse o Le Marais para nombrar algunos de sus diseños.
Los seguidores de la pasarela neoyorquina pasaron después a las propuestas del español Joaquín Trías, quien por segunda vez presentó sus ideas en Manhattan, en esta ocasión basadas en el concepto de la verticalidad y de las líneas rectas reforzadas por el movimiento.
"Es una superposición de tablas rectas en el cuerpo de la mujer, en la parte delantera, y los laterales van totalmente adaptados y todo está hecho en un solo patrón", explicó Trías durante una entrevista con Efe. El sentido de la proporción retornó a esta segunda colección de Trías, en la que el diseñador buscó que la paleta de colores fuera lo más cercana a la naturaleza que le inspiró "la verticalidad de los árboles en un bosque", según explicó él mismo.
Ocres, rojos, marengos, grises claros, verdes, marrones, azules muy oscuros y negros fueron los colores de una colección urbana en la que abundaron faldas y vestidos de cintura alta y marcada. Davidelfin comenzó su desfile en Bryant Park con su modelo fetiche, Bimba Bosé, y el amarillo fuerte, que en esta ocasión ha inspirado su colección.
La elaboró con las notas que tomó del libro "Psicología del Color" de Eva Heller, en especial sobre el amarillo, combinado con los colores de siempre, blanco, gris y negro, incluidos los cuadros.
"Estoy enganchado al tema del color. La vez anterior había muchos tonos verdes y ahora estoy apostando por el amarillo y por el rosa", dijo a Efe Delfín, que propuso un hombre vestido de gris con pantalones shorts y leggings amarillos, además de colocarles en la cintura plisados o medias chaquetas cosidas a esa prenda.
El broche final de esta pasarela lo puso el brasileño Francisco Costa para Calvin Klein, quien fiel al minimalismo con clase y a la sofisticación presentó "una colección sencilla y directa, para conseguir un resultado muy icónico", dijo el diseñador a Efe.
Tomó los tonos blancos que evolucionan a los grises plateados, azules marinos, tonos piedra y negros en tejidos, como sedas, lanas cachemires o crepes, algunos de ellos con tratamientos técnicos para darle un efecto luminoso.
En su pasarela, para la que el artista Carsten Nicolai compuso especialmente la música e ideó la iluminación, estuvieron presentes algunas de las grandes modelos de los noventa como Kristen McMenamy, Stella Tennant y Kirsty Hume.
"En los últimos cuatro años he intentado cambiar la elección de las modelos, pero nunca había pasado. Lo que me preocupaba es que mis clientas no son adolescentes, sino mujeres. Y creía que había una desconexión entre las modelos que usábamos y nuestro público", señaló el creativo.
Casi cien estilistas pasearon por las pasarelas de Bryant Park sus muy variadas propuestas para el próximo invierno y muchos de ellos asistirán al nuevo escenario que tendrá la moda en Estados Unidos, el entorno del Damrosch Park, cerca del Centro Lincoln, en donde se celebrará la próxima Semana de la Moda de Nueva York, en septiembre próximo.
EFE
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