"Vientos y una sequía que se alargó por dos generaciones provocaron una secuela de transformaciones climáticas que Caral no pudo resistir", precisó la arqueóloga Ruth Shady.
La civilización peruana de Caral, contemporánea de las de Mesopotamia y Egipto y que surgió 45 siglos antes que los Incas, se extinguió por un gran sismo y cambios climáticos que pusieron fin a sus más de mil años de apogeo, según las últimas investigaciones de su descubridora, la arqueóloga Ruth Shady.
Con 5.000 años de antigüedad, Caral -la civilización más antigua de América- surgió en la costa central peruana, con una ciudadela de edificios piramidales de piedra de 20 metros de alto, plazas circulares hundidas, conjuntos residenciales, espacios de reunión pública y zonas de unidades domésticas, que se van descubriendo a medida que las excavaciones avanzan.
Declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO en junio pasado, el asentamiento de 62 hectáreas se desarrolló 4.400 años antes que gobernaran los incas en Perú, en una zona desértica y árida, rodeada de cerros pedregosos, 200 km al norte de Lima.
"Caral es la civilización más antigua que se ha ubicado hasta ahora en América y sus valores sociales y culturales marcaron un hito que se expresó en civilizaciones posteriores en Perú", dijo Shady en diálogo con la AFP en vísperas de cumplirse el 31 de este mes 15 años de su descubrimiento.
Las investigaciones con carbono 14 establecieron que esta civilización se adelantó 1.500 años a las de Mesoamérica, otro gran foco civilizatorio, y en más de 3.000 años a la sociedad maya.
Caral tuvo una existencia de 1.200 años en que gozó de gran prestigio e influencia hasta que se extinguió en la profundidad de los siglos.
"¿Qué pasó para que desapareciera y perdiera su importancia?", se pregunta Shady.
En investigaciones de la arqueóloga con expertos de la Universidad de La Florida de Estados Unidos se formuló como hipótesis que un sismo y cambios climáticos acabaron con la sociedad caralina.
"Hubo primero un sismo muy fuerte, muy intenso que removió la región andina; este material removido fue acarreado por un Fenómeno del Niño (trastorno en el clima) y llenó antiguas bahías del litoral del Pacífico y
luego fuertes vientos inundaron con dunas los campos de cultivo", sostiene.
Vientos y una sequía que se alargó por dos generaciones provocaron una secuela de transformaciones climáticas que Caral no pudo resistir, explica Shady.
Las excavaciones siguen y uno de los misterios por resolver es la ubicación de su cementerio, todo un enigma.
"Estamos haciendo excavaciones en siete sitios, pero no hemos encontrado el cementerio; hemos utilizado georadar ya en tres ocasiones, pero nada", indica.
Luis Miranda, uno de los 14 arqueólogos que laboran en Caral, dijo a la AFP que cuando se encuentre la necrópolis "vamos a poder dar respuesta a muchas preguntas".
Pese a este inconveniente la arqueóloga y su equipo se encuentran satisfechos de los resultados obtenidos en Caral en quince años de trabajos.
"Se ha determinado que Caral realizó un desarrollo transversal que abarcó poblaciones de la costa, la región andina y la amazónica, con las que realizó intercambio", dijo.
Caral, refiere, constituía un asentamiento urbano con diseño previo y una construcción planificada.
Eso se complementó con conocimientos de astronomía para calcular el tiempo y los ciclos de siembra y cosecha.
Los actuales visitantes de Caral aprecian en el lugar una actividad febril, con arqueólogos dirigiendo equipos de trabajadores en labores de excavación y conservación de los edificios monumentales, en medio del silencio de un valle batido por fuertes vientos.
A diario delegaciones de escolares llegan al lugar en visitas turísticas que Shady espera que se incrementen e incluyan a turistas extranjeros.
"Hemos afrontado muchas dificultades e incomprensiones de las autoridades y ahora enfrentamos el peligro de las invasiones", subraya al advertir que han comenzado a aparecer algunas viviendas cerca de Caral sin que las autoridades den solución a este problema.
AFP
Con 5.000 años de antigüedad, Caral -la civilización más antigua de América- surgió en la costa central peruana, con una ciudadela de edificios piramidales de piedra de 20 metros de alto, plazas circulares hundidas, conjuntos residenciales, espacios de reunión pública y zonas de unidades domésticas, que se van descubriendo a medida que las excavaciones avanzan.
Declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO en junio pasado, el asentamiento de 62 hectáreas se desarrolló 4.400 años antes que gobernaran los incas en Perú, en una zona desértica y árida, rodeada de cerros pedregosos, 200 km al norte de Lima.
"Caral es la civilización más antigua que se ha ubicado hasta ahora en América y sus valores sociales y culturales marcaron un hito que se expresó en civilizaciones posteriores en Perú", dijo Shady en diálogo con la AFP en vísperas de cumplirse el 31 de este mes 15 años de su descubrimiento.
Las investigaciones con carbono 14 establecieron que esta civilización se adelantó 1.500 años a las de Mesoamérica, otro gran foco civilizatorio, y en más de 3.000 años a la sociedad maya.
Caral tuvo una existencia de 1.200 años en que gozó de gran prestigio e influencia hasta que se extinguió en la profundidad de los siglos.
"¿Qué pasó para que desapareciera y perdiera su importancia?", se pregunta Shady.
En investigaciones de la arqueóloga con expertos de la Universidad de La Florida de Estados Unidos se formuló como hipótesis que un sismo y cambios climáticos acabaron con la sociedad caralina.
"Hubo primero un sismo muy fuerte, muy intenso que removió la región andina; este material removido fue acarreado por un Fenómeno del Niño (trastorno en el clima) y llenó antiguas bahías del litoral del Pacífico y
luego fuertes vientos inundaron con dunas los campos de cultivo", sostiene.
Vientos y una sequía que se alargó por dos generaciones provocaron una secuela de transformaciones climáticas que Caral no pudo resistir, explica Shady.
Las excavaciones siguen y uno de los misterios por resolver es la ubicación de su cementerio, todo un enigma.
"Estamos haciendo excavaciones en siete sitios, pero no hemos encontrado el cementerio; hemos utilizado georadar ya en tres ocasiones, pero nada", indica.
Luis Miranda, uno de los 14 arqueólogos que laboran en Caral, dijo a la AFP que cuando se encuentre la necrópolis "vamos a poder dar respuesta a muchas preguntas".
Pese a este inconveniente la arqueóloga y su equipo se encuentran satisfechos de los resultados obtenidos en Caral en quince años de trabajos.
"Se ha determinado que Caral realizó un desarrollo transversal que abarcó poblaciones de la costa, la región andina y la amazónica, con las que realizó intercambio", dijo.
Caral, refiere, constituía un asentamiento urbano con diseño previo y una construcción planificada.
Eso se complementó con conocimientos de astronomía para calcular el tiempo y los ciclos de siembra y cosecha.
Los actuales visitantes de Caral aprecian en el lugar una actividad febril, con arqueólogos dirigiendo equipos de trabajadores en labores de excavación y conservación de los edificios monumentales, en medio del silencio de un valle batido por fuertes vientos.
A diario delegaciones de escolares llegan al lugar en visitas turísticas que Shady espera que se incrementen e incluyan a turistas extranjeros.
"Hemos afrontado muchas dificultades e incomprensiones de las autoridades y ahora enfrentamos el peligro de las invasiones", subraya al advertir que han comenzado a aparecer algunas viviendas cerca de Caral sin que las autoridades den solución a este problema.
AFP
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