Las dos niñas viajaron hoy con el presidente y la primera dama, Michelle Obama, a Moscú, donde asistieron a una ceremonia en homenaje al Soldado Desconocido.
Las hijas del presidente de Estados Unidos,
Barack Obama, Sasha y Malia, de ocho y once años, se están
convirtiendo en unas trotamundos al acompañar a sus padres en sus
viajes al extranjero.
Las dos niñas viajaron hoy con el presidente y la primera dama, Michelle Obama, a Moscú, donde asistieron a una ceremonia en homenaje al Soldado Desconocido.
Posteriormente junto a su madre y acompañadas de la esposa del líder ruso Dmitri Medvédev, Svetlana, y del hijo de ambos, Ilya, de trece años, recorrieron las instalaciones del Kremlin.
Las dos pequeñas, que llegaron a Moscú con chubasqueros blancos para protegerse de la lluvia y el frío de los últimos días en la capital rusa, estarán presentes también en las próximas etapas de la gira de su padre.
A partir del miércoles estarán en Italia, donde Obama participará en la cumbre del G8 en la ciudad de l"Aquila.
También viajarán el fin de semana a Ghana, la etapa de cierre de la gira y en la que su padre tiene previsto ofrecer un discurso sobre la democracia y el desarrollo.
Ambas estarán presentes en lo que quizás vaya a resultar el momento más emotivo de la gira, una visita al fuerte ghanés de Cape Coast, desde el que partían los esclavos africanos hacia América y que tendrá un significado especial para el primer presidente negro de EEUU en su primera visita como mandatario al África subsahariana.
Este verano, las niñas Obama ya habían acompañado a su padre en otro viaje al exterior, una visita a París para conmemorar el 65 aniversario del desembarco de Normandía.
Entonces, la familia Obama dedicó unas horas a hacer turismo por París, donde visitaron la catedral de Notre Dame y el centro Georges Pompidou de arte moderno.
Tras el regreso del presidente a Washington, la primera dama y sus hijas permanecieron unos días en Francia para celebrar el octavo cumpleaños de Sasha y aprovecharon para dar un breve salto a Londres, donde pudieron probar una típica comida de pescado con patatas fritas.
(EFE)
Las dos niñas viajaron hoy con el presidente y la primera dama, Michelle Obama, a Moscú, donde asistieron a una ceremonia en homenaje al Soldado Desconocido.
Posteriormente junto a su madre y acompañadas de la esposa del líder ruso Dmitri Medvédev, Svetlana, y del hijo de ambos, Ilya, de trece años, recorrieron las instalaciones del Kremlin.
Las dos pequeñas, que llegaron a Moscú con chubasqueros blancos para protegerse de la lluvia y el frío de los últimos días en la capital rusa, estarán presentes también en las próximas etapas de la gira de su padre.
A partir del miércoles estarán en Italia, donde Obama participará en la cumbre del G8 en la ciudad de l"Aquila.
También viajarán el fin de semana a Ghana, la etapa de cierre de la gira y en la que su padre tiene previsto ofrecer un discurso sobre la democracia y el desarrollo.
Ambas estarán presentes en lo que quizás vaya a resultar el momento más emotivo de la gira, una visita al fuerte ghanés de Cape Coast, desde el que partían los esclavos africanos hacia América y que tendrá un significado especial para el primer presidente negro de EEUU en su primera visita como mandatario al África subsahariana.
Este verano, las niñas Obama ya habían acompañado a su padre en otro viaje al exterior, una visita a París para conmemorar el 65 aniversario del desembarco de Normandía.
Entonces, la familia Obama dedicó unas horas a hacer turismo por París, donde visitaron la catedral de Notre Dame y el centro Georges Pompidou de arte moderno.
Tras el regreso del presidente a Washington, la primera dama y sus hijas permanecieron unos días en Francia para celebrar el octavo cumpleaños de Sasha y aprovecharon para dar un breve salto a Londres, donde pudieron probar una típica comida de pescado con patatas fritas.
(EFE)
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