La libertad es un don, un regalo de Dios laborioso y complejo que debemos buscar con la verdad", manifestó el Cardenal Juan Luis Cipriani.
El Arzobispo de Lima mencionó que para conquistar nuestra propia libertad y decidir lo que queremos hacer con ella es muy importante buscar la verdad con inteligencia y voluntad.
Señaló que está en cada uno de nosotros el dejarnos llevar por el egoísmo, el odio y el orgullo que solo nos hace pensar en nosotros; o tener una alegría y una paz en el alma que nos permite unirnos al Señor.
“La libertad está en manos de tu inteligencia, de tus ideas, de tu voluntad y de tus pasiones. Y ahí viene la Iglesia para decirte que la libertad de los hijos de Dios cuenta con una ayuda: la presencia de Cristo, la gracia. Jesús está en la Eucaristía, en el Bautismo, en la Confirmación, en la Confesión; para limpiarte esos ojos turbios de las pasiones, para quitarte esa inclinación de tus odios y venganzas; y te ayuda a través de la oración, de esa amistad con Él. Y entonces esas fuerzas que están dentro de cada uno empiezan a unirse en la libertad de los hijos de Dios”, expresó.
Comentó también que si una persona quiere ser libre y coherente debe comprometerse a buscar la verdad una y otra vez, sin cansarse, sin temores y sin negociaciones.
“Seamos tenaces en buscar la verdad y el bien, solo así sentiremos la paz y la fuerza para seguir. No sé si los valores de la verdad están bien cotizados, no sé si el bien tiene mucho precio en el mercado, pero cuando uno tiene esa convicción de estar cerca de Dios, entonces la religión es un aliado”, reflexionó.
“La libertad que la Iglesia nos enseña no es una libertad católica, es racional y humana, que está unida a la verdad y en la que estamos de acuerdo todas las religiones porque busca el bien”, continuó.
En otro momento, el Cardenal Cipriani solicitó ser y parecer más transparentes y veraces. Asimismo, exhortó al gobierno a actuar con más claridad en el caso de los comandos de la operación Chavín de Huántar que permitieron el rescate de los rehenes en la residencia del embajador de Japón en 1996.
“Cuando yo recuerdo con emoción y agradecimiento la valentía de los hombres que rescataron a los rehenes y empiezo a escuchar todas esas explicaciones te subleva la peruanidad, porque además de Cardenal soy peruano; y viví con esos rehenes, con esos hombres que sufrieron esa situación tan dolorosa”, recordó.
“Hay que ser libres, pero con contenido, con transparencia y que no haya agendas particulares, solo una sola: un Perú más justo, más fraterno, más solidario”, añadió.
Finalmente, invitó a todos los fieles a participar de la Santa Misa que presidirá el próximo martes 1 de noviembre al mediodía en los exteriores del Santuario de Las Nazarenas con motivo del último recorrido procesional de la venerada imagen del Señor de los Milagros.
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