´Toy Story´ da toda una lección de cómo se pueden hacer fantásticas continuaciones sin repetirse y dando toda una lección de humor, imaginación y ternura.
"Toy Story" revolucionó el cine de animación hace quince años y la tercera entrega de la saga no sólo no se ha dormido en los laureles sino que da toda una lección de cómo se pueden hacer fantásticas continuaciones sin repetirse y dando toda una lección de humor, imaginación y ternura.
Woody y Buzz Lightyear protagonizan una nueva aventura, más adulta en su planteamiento pero llena del desbordante ritmo, el humor y los perfectos personajes secundarios que caracterizaron las dos películas anteriores, "Toy Story" (1995) y "Toy Story 2" (1999).
Primera película enteramente dirigida por Lee Unkrich (que codirigió "Toy Story 2", "Monsters" y "Finding Nemo"), la historia se ve beneficiada por la desbordante imaginación de John Lasseter, productor de joyas como "Ratatouille" o "Wall-E", y del director de esta última, Andrew Stanton.
Un trío de grandes nombres de la animación que han dado forma a una joya del cine, llena de momentos hilarantes, con un gran pulso narrativo, unos personajes de gran personalidad y una historia de fondo dramático en la que el humor se hace presente desde el primer al último fotograma.
En esta tercera entrega, Woody, Buzz y compañía se enfrentan al peor momento que pueden vivir unos juguetes: su dueño ha crecido, se va a la universidad y su futuro se debate entre la basura, el trastero o unos nuevos niños a los que entretener.
El destino de esta panda es una guardería, a la que llegan para divertir a los más pequeños pero en la que se encuentran con un tiránico oso de peluche, un muñeco bebé con aspecto siniestro y un grupo de secuaces que les harán la vida imposible.
Sobre esa base, "Toy Story 3" alterna el humor y el drama sin perder el interés en ningún momento y con algunas de las mejores escenas que se han visto en el cine de animación.
El encuentro entre Barbie y Ken es memorable, al igual que el interrogatorio de Buzz o su transformación en un andaluz ligón.
Con personajes secundarios que merecerían protagonizar historias propias, "Toy Story 3" es una película redonda y el hecho de usar 3D es en este caso una mera anécdota que ni le da ni le resta valor.
Ya tiene suficientes méritos como para convertirse en un nuevo éxito de Pixar sin novedades técnicas añadidas.
-EFE-
Woody y Buzz Lightyear protagonizan una nueva aventura, más adulta en su planteamiento pero llena del desbordante ritmo, el humor y los perfectos personajes secundarios que caracterizaron las dos películas anteriores, "Toy Story" (1995) y "Toy Story 2" (1999).
Primera película enteramente dirigida por Lee Unkrich (que codirigió "Toy Story 2", "Monsters" y "Finding Nemo"), la historia se ve beneficiada por la desbordante imaginación de John Lasseter, productor de joyas como "Ratatouille" o "Wall-E", y del director de esta última, Andrew Stanton.
Un trío de grandes nombres de la animación que han dado forma a una joya del cine, llena de momentos hilarantes, con un gran pulso narrativo, unos personajes de gran personalidad y una historia de fondo dramático en la que el humor se hace presente desde el primer al último fotograma.
En esta tercera entrega, Woody, Buzz y compañía se enfrentan al peor momento que pueden vivir unos juguetes: su dueño ha crecido, se va a la universidad y su futuro se debate entre la basura, el trastero o unos nuevos niños a los que entretener.
El destino de esta panda es una guardería, a la que llegan para divertir a los más pequeños pero en la que se encuentran con un tiránico oso de peluche, un muñeco bebé con aspecto siniestro y un grupo de secuaces que les harán la vida imposible.
Sobre esa base, "Toy Story 3" alterna el humor y el drama sin perder el interés en ningún momento y con algunas de las mejores escenas que se han visto en el cine de animación.
El encuentro entre Barbie y Ken es memorable, al igual que el interrogatorio de Buzz o su transformación en un andaluz ligón.
Con personajes secundarios que merecerían protagonizar historias propias, "Toy Story 3" es una película redonda y el hecho de usar 3D es en este caso una mera anécdota que ni le da ni le resta valor.
Ya tiene suficientes méritos como para convertirse en un nuevo éxito de Pixar sin novedades técnicas añadidas.
-EFE-
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