El proyecto de ley de autonomía temporal para las regiones de Donetsk y Lugansk, escenario de una sublevación armada contra Kiev, podría ser aprobado este martes.
El presidente de Ucrania, Petró Poroshenko, ofreció este lunes a los separatistas prorrusos tres años de autogobierno, elecciones locales, una amplia amnistía y el libre uso de la lengua rusa, en un intento de convertir el actual alto el fuego en una paz duradera.
El proyecto de ley de autonomía temporal para las regiones orientales de Donetsk y Lugansk, escenario de una sublevación armada contra Kiev, fue remitido a la Rada Suprema (Legislativo) y podría ser aprobado por los diputados mañana martes.
El documento precisa que "ese régimen especial de autogobierno local se aplicará en ciertas zonas de Donetsk y Lugansk" incluidas en el territorio de la operación antiterrorista lanzada por Kiev en abril.
Aunque no lo especifica, se sobreentiende que esas son las zonas bajo control de los separatistas prorrusos, es decir, en estos momentos un tercio del territorio de ambas regiones orientales fronterizas con Rusia.
Durante los últimos meses las fuerzas leales a Kiev fueron reconquistando territorios hasta sitiar la capital de la región de Lugansk y reducir la presencia rebelde en la de Donetsk a varios bastiones, aunque el despliegue de tropas regulares rusas en agosto permitió a los rebeldes, según Kiev, recuperar algo de terreno.
No es seguro que los líderes insurgentes acepten la aparentemente generosa oferta de Kiev, ya que desde la firma del alto el fuego en Minsk el 5 de septiembre pasado han repetido que no renuncian a la independencia y descartan permanecer en el seno de un Estado unitario ucraniano.
No sólo eso, sino que exigen el total control administrativo de ambas regiones tras el correspondiente repliegue de las tropas ucranianas y la posibilidad de mantener relaciones económicas exteriores propias con la vecina Rusia.
En el marco de esa autonomía "temporal", Poroshenko pide también a los diputados que aprueben la convocatoria en esas zonas de elecciones locales para el 9 de noviembre, con el fin de que elijan a sus representantes ante Kiev.
El presidente ucraniano ha insistido en las últimas semanas que Kiev necesita interlocutores en esas zonas que sean elegidos por la población local y no líderes insurgentes de las autoproclamadas repúblicas populares de Donetsk y Lugansk designados por Moscú.
En su punto más controvertido, el documento incluye una amnistía para los milicianos rebeldes que no hayan cometido graves delitos o que no estén implicados ni en el derribo en junio del avión malasio con 298 pasajeros a bordo ni que hayan obstruido la investigación internacional.
Según el documento, el Estado garantiza que "los participantes en los sucesos en Donetsk y Lugansk" desde el pasado 22 de febrero no serán perseguidos ni administrativa ni penalmente, y permite la creación de unidades de "policía popular", cuyas filas estarán integrados por voluntarios.
No obstante, pone como condición que en el plazo de un mes depongan las armas, desalojen los edificios administrativos y liberen a todos los rehenes en su poder.
A su vez, se compromete a garantizar el uso del idioma ruso "en la vida pública y privada, en la educación (...), su uso libre y su igualdad de derechos", una de las principales demandas de los insurgentes y del Kremlin.
En su plan de paz presentado en mayo, Poroshenko ya adelantó que Kiev estaba dispuesto a garantizar el uso del ruso en la vida pública y en las escuelas de las zonas donde sus hablantes son mayoría, pero nunca a nivel estatal.
El proyecto también otorga a los órganos locales de las zonas bajo control rebelde la posibilidad de entablar relaciones con sus iguales de las regiones rusas limítrofes, pero sólo sobre la base de acuerdos estatales de cooperación fronteriza
A su vez, los órganos locales podrán suscribir acuerdos con el Gobierno central en materia económica, social y cultural, mientras el Estado se compromete a financiar la reconstrucción de las viviendas y las infraestructuras destruidas durante los combates.
Según los expertos, no está ni mucho menos garantizado que el proyecto de ley reciba el apoyo mayoritario de los diputados, muchos de los cuales están descontentos con las concesiones ante Moscú realizadas últimamente por el presidente.
Poroshenko sorprendió a muchos al aceptar el pasado viernes el aplazamiento hasta 2016 del Acuerdo de Asociación con la Unión Europea atendiendo una petición de Rusia, que amenazaba con desatar una guerra comercial.
Los esporádicos combates que estallaron el domingo en las afueras de Donetsk evidenciaron la fragilidad de la tregua, que ha sido aprovechada por ambos bandos para reforzar sus posiciones, reagrupar sus fuerzas y recibir nuevos suministros de armamento.
Mientras, en el oeste de Ucrania comenzaron hoy las maniobras militares conjuntas ucraniano-estadounidenses Rapid Trident, en las que participan unos 1.200 soldados de quince países, entre ellos España, pero que no incluyen el uso de fuego real.
EFE
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