"Yo no abusé de Dylan. La quise y espero que un día comprenda que ha sido engañada y utilizada por una madre más preocupada por su propio enfado que por el bienestar de su hija", escribió Allen.
El director de cine Woody Allen se defiende "por última vez" de las acusaciones de abuso sexual a su hija Dylan, que le persiguen desde hace dos décadas, en un exhaustivo artículo en "The New York Times" donde atribuye la última polémica sobre el caso a la manipulación de su exmujer Mia Farrow.
"Por supuesto yo no abusé de Dylan. La quise y espero que un día comprenda que ha sido engañada y utilizada por una madre más preocupada por su propio enfado que por el bienestar de su hija", escribe Allen en un artículo publicado en la edición digital del diario estadounidense y que saldrá en la edición de papel el domingo.
Estas son las primeras palabras de Allen y, según dice, las "últimas", después que su hija Dylan devolviera este caso, siempre latente, a la actualidad con una carta abierta publicada recientemente en el mismo diario.
"Cuando tenía siete años, Woody Allen me tomó de la mano y me llevó a un altillo oscuro y parecido a un armario en el segundo piso de nuestra casa. Me dijo que me tumbase boca abajo y que jugase con el tren eléctrico de mi hermano. Luego abusó sexualmente de mí".
--> (FOTO INTERACTIVA) Claves de la acusación contra Woody Allen
Así arranca la dura carta con la que Dylan Farrow, hija adoptiva de Allen y que ahora tiene 28 años, ha puesto fin a más de dos décadas de silencio y en la que narra cómo su padre abusó presuntamente de ella en 1992, un supuesto delito que en cualquier caso ya ha prescrito.
CARGA CONTRA MIA FARROW
Allen, en una misiva que llega una semana después, muestra condescendencia con su hija, a la que exime de toda culpa, y carga tintas contra su expareja Mia Farrow, a quien dibuja como una mujer dominada por su propia ira y que nunca pudo superar que el director la abandonara para casarse con Soon-Yi Previn, la hija que ella había adoptado y que tenía entonces tan sólo 19 años.
"No es que dude de que Dylan haya llegado a creer que sufrió abusos, pero si desde los siete años una vulnerable niña es enseñada por una madre de fuerte carácter a odiar a su padre porque él es un monstruo que abusó de ella, ¿es tan inconcebible que después de muchos años de adoctrinamiento la imagen de mí que Mia quiso establecer haya echado raíces?", se pregunta Allen.
Y añade incluso: "Uno debe preguntarse si Dylan habrá escrito esa carta o si fue, al menos, guiada por su madre".
El director de "Annie Hall" no escatima esfuerzos para dejar claro que cree que su expareja está detrás de la polémica carta de Dylan, en la que la joven recrimina a Hollywood el haber ignorado los hechos y permitir a Allen una carrera llena de éxitos y reconocimientos.
"¿La carta realmente beneficia a Dylan o simplemente avanza en la mezquina agenda de su madre? Una agenda que pasa por empañar mi imagen. Incluso hay -en la misiva- un intento de perjudicar mi carrera al tratar de involucrar a estrellas de cine. Lo cual huele mucho más a Mia que a Dylan", esgrime.
En su carta, la hija de Allen apuntaba directamente a las estrellas: "¿Qué pasaría si hubiera sido tu hija, Cate Blanchett? ¿Louis CK? ¿Alec Baldwin? ¿Y si hubieses sido tú, Emma Stone? ¿O tú, Scarlett Johansson? Tú me conocías cuando era una niña, Diane Keaton, ¿me has olvidado?".
ES MI ÚLTIMA PALABRA
Con todo, Allen evita cualquier reproche a Dylan y, al contrario, le envía mensajes claros de reconciliación: "Espero que un día entienda de quién fue realmente víctima y vuelva a conectar conmigo como lo ha hecho Moses, de una manera cariñosa y productiva", escribe el actor, en referencia a su hijo.
Moses Farrow, de 36 años, salió recientemente en defensa de su padre y dijo estar convencido de que nunca abusó de Dylan, al tiempo que acusó a su madre de manipularle también a él en su contra.
Allen, en su exhaustivo artículo en "The New York Times", deja claro que con sus palabras no pretende desalentar a las víctimas de abusos de que denuncien su caso, pero recuerda que a veces hay gente a la que se le acusa "falsamente".
"Y eso también es algo destructivo", subraya.
"Este artículo es mi última palabra en este asunto y nadie nunca responderá en mi nombre sobre futuros comentarios de cualquier parte. Suficientes personas han sido heridas ya", concluye el director, que pretende zanjar de este modo una espinosa polémica de dos décadas que, sin embargo, no ha logrado empañar su celebrada carrera como icono del cine estadounidense.
EFE
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