El argentino Hernán Pitocco voló por primera vez sobre el cielo limeño como parte del taller ´Red Bull Under my Wing´ y conversó con RPP sobre sus experiencias en este arriesgado deporte. La adrenalina señala, es un legado de su abuelo.
Hay un lugar en Argentina llamado La Cumbre. Desde allí, Hernán Pitocco, observa su hogar, su base. Es el líder del ránking mundial de parapente acrobático, tiene el perfil relajado y visitó Lima la primera semana de octubre para compartir experiencias con sus seguidores peruanos.
Un tarde soleada marcaba su primer encuentro con el cielo limeño. No había mucho viento y tendrían que lanzarlo en un parapente motorizado. Hernán alistaba sus equipos acompañados de otros deportistas, que al igual que él sienten pasión por las alturas.
El campeón lucía sereno, observaba cada detalle antes del despegue, llevaba un casco y lentes oscuros. Sonreía mucho y aguardaba con ansias el instante del vuelo, aquella experiencia que lo ha llevado a conquistar títulos en Austria, Suiza y Eslovenia.
De pronto, Hernán se elevaba acompañado de Juan, otro parapentista que lo sostenía en su paramotor. Ambos ascendían sobre el parapuerto entre los gritos de amigos y admiradores. Minutos después Pitocco se desprendía del paramotor, como si un ave acabara de nacer, instintivamente él abría sus "alas-parapente" para recorrer la Costa Verde.
Poco después estaba frente a su público realizando una secuencia de loops, una especie de volantines aéreos, que dejó a todos boquiabiertos, y pese a tener los pies pegados a la tierra, la adrenalina era compartida.
Al aterrizar, todos rodearon a Hernán para la foto del recuerdo, el crepúsculo asomaba, y él estaba listo para nuestra entrevista.
Un tarde soleada marcaba su primer encuentro con el cielo limeño. No había mucho viento y tendrían que lanzarlo en un parapente motorizado. Hernán alistaba sus equipos acompañados de otros deportistas, que al igual que él sienten pasión por las alturas.
El campeón lucía sereno, observaba cada detalle antes del despegue, llevaba un casco y lentes oscuros. Sonreía mucho y aguardaba con ansias el instante del vuelo, aquella experiencia que lo ha llevado a conquistar títulos en Austria, Suiza y Eslovenia.
De pronto, Hernán se elevaba acompañado de Juan, otro parapentista que lo sostenía en su paramotor. Ambos ascendían sobre el parapuerto entre los gritos de amigos y admiradores. Minutos después Pitocco se desprendía del paramotor, como si un ave acabara de nacer, instintivamente él abría sus "alas-parapente" para recorrer la Costa Verde.
Poco después estaba frente a su público realizando una secuencia de loops, una especie de volantines aéreos, que dejó a todos boquiabiertos, y pese a tener los pies pegados a la tierra, la adrenalina era compartida.
Al aterrizar, todos rodearon a Hernán para la foto del recuerdo, el crepúsculo asomaba, y él estaba listo para nuestra entrevista.
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