Albert Llovera es de Andorra pero habla el español perfectamente. Él es discapacitado y compite en el raid más extremo del mundo. Aquí te dejamos su increíble historia.
Sentado en su silla de ruedas encima de un camión nos recibe con una enorme sonrisa. Cae la tarde en Calama y el viento cada vez más fuerte se mezcla con la arena que baja de las dunas y que golpean sin piedad las piernas y los brazos descubiertos de todos los que caminan a esa hora por el campamento.
Pero para Albert Llovera, piloto de Andorra, un pequeño país del suroeste de Europa, este viento recio e implacable es lo de menos.
-¿De Perú?, vaya, qué bueno, con gusto les atiendo- responde cuando le preguntamos si podíamos entrevistarlo. No se quita la sonrisa del rostro e inmediatamente repone: pero vamonos al costado del coche porque esto está impresentable.
Baja un entablillado que de forma oblicua le sirve como puente entre la furgoneta y el suelo arenoso. "Yo puedo solo", dice rápidamente cuando le ofrecemos ayuda para que baje. Es cierto, él puede solo, consigue su objetivo y ya está en tierra aunque su andador eléctrico se traba. Cosas de la tecnología, la llanta parece haberse atollado y el ahora el techado del camión ya no le cubre el rostro, siente la arena tanto como nosotros. Cierra la boca para no tragarla.
Entonces recién pide ayuda. "Bueno, llévenme para aquel lado, por favor, que no llegamos nunca así". Lo hacemos y conversamos de todo. Llovera tuvo un accidente en 1987 cuando representaba a su país en un campeonato de sky y su lesión a la médula espinal fue irreversible. Lo que jamás fue irreversible para él han sido las ganas de siempre salir adelante, y ahí lo tienen.
Comanda su Buggy con el que ya ha conseguido permanecer en carrera en este Rally Dakar 2015 y afirma que nada le detiene; la convicción con la que dice las cosas hacen que creamos en él, su meta es llegar a Buenos Aires.
Llovera es un ejemplo para muchos pilotos. De hecho, Nani Roma, Carlos Sainz, Stephane Peterhansel entre otros iconos del automovilismo mundial siempre pasean por su asistencia para preguntar por él, "tengo buena gente que me rodea, amigos, familia, muchas personas", nos dice con los ojos atiborrados de satisfacción.
Entonces es el fin de nuestro tiempo, decidimos partir antes de que se incomode aunque esa sonrisa dibujada en su rostro parece nunca acabarse, ni apagarse pese a todas las adversidades. Y es que Albert Llovera ha sabido reponerse a todo y luchar por lo que quiere, sea el precio que sea. Su frase final resume lo que es él; resume su esencia: "Yo tengo la silla de ruedas debajo del culo, no en la cabeza". Esa frase nos hizo conocerlo más que por todo lo conversado.
Pero por si las dudas, dejamos también la nota con esa entrañable entrevista con RPP Noticias.
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