Bolivia recibe con fiesta del rally más extremo del mundo y con un espejo del cielo simplemente impresionante a casi 3700 metros sobre el nivel del mar.
Dejamos Salta y el día de descanso; escapamos de la tormenta y vía aérea llegamos a Uyuni, el pueblo que recibe la mayor cantidad de turistas en territorio boliviano. De golpe se sienten los 3660 metros sobre el nivel del mar y así pasamos del calor infernal en Argentina a los hermosos paisajes que nos muestra el Salar, que es en dos palabras, el mismo espejo del cielo.
A diferencia de Argentina, en Bolivia la organización no preparó un vivac tradicional del Dakar, el centro de prensa es en un cuartel militar y los periodistas pasamos la noche en un hotel en el centro. Es decir, hubo reencuentro con una cama después de una semana de aventura dakariana (carpas, bolsas de dormir, mesas y bancas cómodas para descansar).
El tour por el Salar es simplemente impresionante, indescriptible y sorprendente. Todo paisaje es espectacular y la puesta del sol lo es aún más. Sólo entran 4x4 y tenemos que ponernos botas para seguir ingresando en esta época de lluvias. El reflejo del cielo no tiene precio pese a que falte el oxígeno.
En las calles de Uyuni, la fiesta es comparable a un día de la independencia en cualquier país. Y por TV el canal estatal tiene una transmisión nunca antes vista en este país y todo el pueblo alienta al "Chavo" Salvatierra como si fuera integrante de aquella selección que fue al Mundial en el 94.
Uyuni significa "lugar de reunión", y aquí la competencia continuará. Ya están en camino las motos y cuatrimotos en la segunda etapa maratón del Dakar. Aquí los esperamos para juntos partir hacia Chile.
Se viene la última semana.
Por: Gianfranco Gonzales
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