Gatorade, Gillette y Accenture ya le dieron la espalda al famoso golfita estadounidense, que está en el ojo de la tormenta tras conocerse sus relaciones extra matrimoniales.
El escándalo del golfista Tiger Woods, su supuesto harén de amantes y actual crisis matrimonial, ha puesto su vida personal bajo el escrutinio y las estridencias de la prensa del corazón y espantado a varios de sus principales anunciantes.
Su dañada imagen se ha deteriorado aún más en la últimas semanas y tres de los mayores patrocinadores de Woods (Gatorade, Gillette y Accenture) decidieron recientemente o bien prescindir de su carismática imagen o limitar sus apariciones en los programas publicitarios.
Pero no todos los grandes patrocinadores abandonan a Wood en el hoyo malo; así, en este culebrón morboso, la marca suiza de relojes Tag Heuer anunció hoy que mantendrá su contrato con Woods, una buena noticia para el deportista en un momento desesperado en el que éste no sabe muy bien cómo recomponer su dañada imagen.
"Él es el mejor en su profesión y respetamos su papel deportivo", señaló en un comunicado un portavoz de la empresa, quien precisó que los "problemas personales" de Woods no son asunto de la marca.
De igual manera, Nike, que firmó en 2006 un contrato de varios años con el deportista, respalda a la estrella deportiva, a la que calificó como "el mejor golfista del mundo y uno de los mejores atletas de su era".
Pero lo cierto es que los escándalos de faldas y, quizá, esa suerte de fingimiento de vida modelo que representaba le están pasando una dolorosa y costosa factura al número uno del ránking del golf, quien cultivó siempre una imagen celosa de su privacidad y con aura de rectitud moral.
Por primera vez en la historia de su extraordinaria carrera, su vida personal ha desplazado a sus logros deportivos en las portadas de los medios, sobre todo los de cuño sensacionalista, pese a que ha conseguido silenciar al menos a la muy entrometida prensa británica.
Nadie sabe con certeza si Woods, el deportista mejor pagado del planeta, logrará superar y manejar la situación y contener el aluvión de informaciones y comentarios que jalonan los medios.
De momento, ha decidido abandonar temporalmente el circuito profesional ante la necesidad de redimirse ante su familia y tratar de salvar su matrimonio, que naufraga.
De acuerdo con el periódico sensacionalista británico News of the World, los intentos de Woods de salvar su matrimonio con la ex modelo sueca Elin Nordegren llegan quizá tarde, puesto que su esposa, según el rotativo, estudia solicitar el divorcio.
La discreta y rubia esposa de Woods, de 29 años, se había mantenido a la sombra de su esposo y alejada de los focos mediáticos desde que se casaron en 2004 en la isla caribeña de Barbados.
Sus deseos se fueron al traste con la salida a la luz pública de la infidelidades de su esposo, los rumores de crisis en su matrimonio y el polémico accidente de coche que sufrió el golfista.
El siniestro se produjo en la madrugada del pasado 27 de noviembre, cuando el deportista estrelló el todoterreno Cadillac Escalade que conducía primero contra una boca de riego y luego contra un árbol del vecindario, a pocos metros de su casa en Isleworth, en Orlando (Florida).
Poco después de conocerse con alivio que Woods sólo había sufrido heridas leves, algunos cortes en el rostro y en el labio, empezaron a correr los rumores en los medios e Internet sobre las causas del suceso.
La publicación de internet TMZ aseguró a los pocos días que, antes del accidente, Woods había tenido una agria discusión con su esposa en que ésta le recriminó sus infidelidades y le persiguió cuando intentó huir y subir al vehículo.
Día después, Woods, considerado por la revista Forbes como el deportista más rico del mundo, con más de mil millones de dólares, reconoció en un comunicado en su página de Internet que le había sido infiel a su esposa.
En un comunicado posterior, el golfista dijo sentirse "profundamente decepcionado por el daño" que su infidelidad "ha producido a tanta gente".
Una infidelidad, o catálogo de infidelidades, que, sin duda, amenazan la supervivencia de su matrimonio y le han deparado la pérdida de patrocinadores, quizá esto último un mal menor si es capaz de encontrar una salida para reparar su dañada imagen.
EFE
Su dañada imagen se ha deteriorado aún más en la últimas semanas y tres de los mayores patrocinadores de Woods (Gatorade, Gillette y Accenture) decidieron recientemente o bien prescindir de su carismática imagen o limitar sus apariciones en los programas publicitarios.
Pero no todos los grandes patrocinadores abandonan a Wood en el hoyo malo; así, en este culebrón morboso, la marca suiza de relojes Tag Heuer anunció hoy que mantendrá su contrato con Woods, una buena noticia para el deportista en un momento desesperado en el que éste no sabe muy bien cómo recomponer su dañada imagen.
"Él es el mejor en su profesión y respetamos su papel deportivo", señaló en un comunicado un portavoz de la empresa, quien precisó que los "problemas personales" de Woods no son asunto de la marca.
De igual manera, Nike, que firmó en 2006 un contrato de varios años con el deportista, respalda a la estrella deportiva, a la que calificó como "el mejor golfista del mundo y uno de los mejores atletas de su era".
Pero lo cierto es que los escándalos de faldas y, quizá, esa suerte de fingimiento de vida modelo que representaba le están pasando una dolorosa y costosa factura al número uno del ránking del golf, quien cultivó siempre una imagen celosa de su privacidad y con aura de rectitud moral.
Por primera vez en la historia de su extraordinaria carrera, su vida personal ha desplazado a sus logros deportivos en las portadas de los medios, sobre todo los de cuño sensacionalista, pese a que ha conseguido silenciar al menos a la muy entrometida prensa británica.
Nadie sabe con certeza si Woods, el deportista mejor pagado del planeta, logrará superar y manejar la situación y contener el aluvión de informaciones y comentarios que jalonan los medios.
De momento, ha decidido abandonar temporalmente el circuito profesional ante la necesidad de redimirse ante su familia y tratar de salvar su matrimonio, que naufraga.
De acuerdo con el periódico sensacionalista británico News of the World, los intentos de Woods de salvar su matrimonio con la ex modelo sueca Elin Nordegren llegan quizá tarde, puesto que su esposa, según el rotativo, estudia solicitar el divorcio.
La discreta y rubia esposa de Woods, de 29 años, se había mantenido a la sombra de su esposo y alejada de los focos mediáticos desde que se casaron en 2004 en la isla caribeña de Barbados.
Sus deseos se fueron al traste con la salida a la luz pública de la infidelidades de su esposo, los rumores de crisis en su matrimonio y el polémico accidente de coche que sufrió el golfista.
El siniestro se produjo en la madrugada del pasado 27 de noviembre, cuando el deportista estrelló el todoterreno Cadillac Escalade que conducía primero contra una boca de riego y luego contra un árbol del vecindario, a pocos metros de su casa en Isleworth, en Orlando (Florida).
Poco después de conocerse con alivio que Woods sólo había sufrido heridas leves, algunos cortes en el rostro y en el labio, empezaron a correr los rumores en los medios e Internet sobre las causas del suceso.
La publicación de internet TMZ aseguró a los pocos días que, antes del accidente, Woods había tenido una agria discusión con su esposa en que ésta le recriminó sus infidelidades y le persiguió cuando intentó huir y subir al vehículo.
Día después, Woods, considerado por la revista Forbes como el deportista más rico del mundo, con más de mil millones de dólares, reconoció en un comunicado en su página de Internet que le había sido infiel a su esposa.
En un comunicado posterior, el golfista dijo sentirse "profundamente decepcionado por el daño" que su infidelidad "ha producido a tanta gente".
Una infidelidad, o catálogo de infidelidades, que, sin duda, amenazan la supervivencia de su matrimonio y le han deparado la pérdida de patrocinadores, quizá esto último un mal menor si es capaz de encontrar una salida para reparar su dañada imagen.
EFE
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